30 de enero de 2013

Obsolescencia programada

Así es como se conoce al fenómeno por el cual las cosas tienden a fabricarse con fecha de caducidad. Un fabricante decide, a priori, antes de lanzar su producto final, que el nuevo Iphone 5 tendrá una vida útil de 3 años, por ejemplo. Y con vida útil no me refiero a que saquen el Iphone 6 en 3 años, y tu viejo Iphone se quede "out-of-fashion", sino que ese teléfono que se supone que aún debería funcionar perfectamente, tras 3 años, deja de hacerlo. Comienza a fallar sin motivo alguno, pero no es un fallo fruto del azar o la mala suerte, ni siquiera de un mal uso. Es un fallo totalmente premeditado, establecido a posta, para que por necesidad, acabes invirtiendo en el mismo producto (mejorado y más caro, eso sí). Y con el Iphone no hago más que una exageración, ya que éste "fenómeno" se aplica en cualquier proceso productivo, ya sea en lavadoras, frigoríficos, bombillas, y una larga lista de ejemplos y demás etcéteras.

Existe una bombilla en una estación de bomberos de no sé dónde exactamente, que lleva encendida desde hace más de 100 años. Una prueba bastante evidente de que, si las cosas se hacen con cuidado y bien, perduran.

¿El por qué de que esto exista? En principio, se pensó como una solución a la Depresión económica americana: para poder sacar la economía adelante, había que obligar al consumismo. Pero ... eso quedó atrás hace ya mucho, ¿no?

Si queréis comprobar la existencia de este fenómeno tan curioso y materialista en la vida real, basta con llevar algo a arreglar, y que el amable señor de la tienda te acabe aconsejando: "Sale más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo" Que este mundo se agota, decían. Que volveremos a vivir en cuevas, decían.

- Enviado desde mi Iphone 5

27 de enero de 2013

La risa flamenca, ¡flamenca!

Me entra la risa flamenca con aquellas personas que viven manipulando los deseos de los demás. Porque cuando al fin lo consiguen, se suben al sitio más alto que encuentran (pongamos que un taburete), y con el ánimo más triunfal gritan con pasión: ¡Vencí! Tras lo cual se vuelven a bajar con las manos vacías y una vaga sensación de que no tienen ni puta idea de lo que es la vida.

23 de enero de 2013

Definición



Mi vuelta a los ruedos no sera anunciada, pero para mí va a ser un hecho de lo más significativo.

Resumiendo, he leído, quiero decir, me he leído todo lo que escribí, y por un momento el horizonte se separó de la línea de tierra, así es como defino yo, obtener perspectiva reveladora.

Perdonarme, hace mucho, mucho tiempo que abandone estos campos, mi caballos murieron de hambre ya que los pastos no crecieron y por un momento abandoné el mundo de las indagaciones mentales motivado por el mejor de los motivos, la felicidad simple y llana.

Alejándome del arte, yo siento (sentía) la necesidad de expresar, mas bien la enfermedad de expresar, porque estoy triste, no estoy feliz, las circunstancias, malditas y constantes ellas.

Hoy es la hora de forzar, por asuntos, casualmente motivadores; por un momento he llegado a pensar que se me dio bien escribir durante estos años y que mis textos fueron y son como el buen vino, hay que dejarlos abandonados en el tiempo y con sus circunstancias (otra vez) y eso es lo que les ha dado tridimensionalidad y tal vez madurez y dulzura infantil, creo que de esto último he encontrado bastante.

Navegando entre delfines, no me gusta hablar sobre mi mismo; de lo que siempre hable fue de la vida enmascarada en lo que a mi me pasaba. No hace poco me encontré con una definición (de algo) que escupiré de mi memoria, ¡aterrorizados quedáis!.

Este algo es toda aquella creación que tiene como único propósito ello mismo. Bonito por fuera, Mordor por dentro, ¿qué es?....una top model.....navegando entre delfines otra vez.
La definición podría ser la vida misma, pero no, esta descrita tal cual para referirse a lo que es arte y lo que no lo es. Por lo que es una manera para comprender lo inexplicable que es la vida, podemos afirmar que la vida es arte y la tierra es un bonito museo, la típica galería de arte de un pueblo perdido que tuvo auge cuando fue abierto pero terminó siendo un restaurante, un mesón.

Haciendo resumen del resumen, esta entrada quedará etiquetada con la palabra vida, como la mayoría de mis entradas. Creo que es la etiqueta comodín para todos los casos, risas a mi.

Por último agradecimientos a Lupus Aley y Koala Felicis por ser vosotros, que fácil. (Creo que habéis desatado al tigre)

22 de enero de 2013

Guerra de baile.

Estoy alegre, con ánimo brusco y pensamiento focalizado. Una desgarbado presencia que se acerca a la audacia del borracho y el atrevimiento del seductor.

Un estado mental que quiere acercarse a la agilidad que me capacitaría para que, con estoque de filo sutil, pudiera escindir la comisura de las costuras que velan un misterio importante.

Me gustan los guerreros que saben bailar. Los guerreros son siervos de la guerra, se quiera ésta apellidar con el nombre de un dios o de un país. Así que sabiendo bailar danzarían al compás del sueño de aquello que la guerra entrega a la humanidad con roces sin daño y contacto sin coces.

Imaginad, pensad un rato o un año, que cada vez que un hombre le declarase enemistad con intenciones a otro, cada vez que un país quisiera derribar a otro únicamente sucediera que todos bailaran. Jajaja, ¡duelo de bailes!

Lo más importante de esto es que no estoy bromeando, mi mente está vendida al arte más supremo y sé la tragedia, el amor y la venganza que pueden encerrarse (o liberarse) en una coreografía, un coro de cuerpos.

21 de enero de 2013

Recopilación

              

               En una fría tarde de invierno, una joven muchacha escribía sus inquietudes en un diario. Debido a la proximidad del fin de ese año, se había propuesto hacer una pequeña reflexión a papel de las vivencias acontecidas en aquel periodo de 365 días.
 
                La idea le había venido de improviso, mientras se dedicaba a otros quehaceres.  En el preciso instante en que se le ocurrió, le había parecido un proyecto asombroso: poder rememorar momentos irrepetibles, hacer un recuento de sus fallos para no repetirlos, describir sensaciones que de otra forma podrían caer en el olvido, y una larga lista de ventajas que le hicieron dejar al instante sus otras tareas para poder esbozar un pequeño esquema de lo que tenía en mente. Sin embargo, pese a su esfuerzo y empeño iniciales, al cabo de unos minutos tuvo que dejar de escribir, pues otras actividades requerían de su atención.
 
                Al atardecer, después de terminar con todo lo que tenía pendiente, pudo por fin dedicarse a tal magnífica labor. Comenzó escribiendo en un estilo coloquial y alegre: las palabras salían a borbotones de su alma, y deseaba plasmarlas tal y como le venían a la cabeza. Todo parecía ir a las mil maravillas hasta que llegó un punto en que su mano cesó de moverse. Consternada, se percató de que su esquema inicial no estaba terminado, y llevaba un buen rato yendo a la deriva entre los felices recuerdos de su memoria. Para poder retomar el hilo de sus pensamientos, dejó el bolígrafo, y comenzó a releer lo que llevaba anotado. Casi de manera inconsciente, todo lo que había transcrito hacía referencia a vivencias totalmente banales y sin importancia. Recuerdos vacuos y divertidos,  pero nada transcendente. Nada profundo. Como cabe esperar, intentó ahondar más en su interior, en busca de algo relevante.
 
                Comenzaron a pasar las horas, y con ellas, la luz del día se extinguió por completo. La pequeña hojita del esquema, que en un principio había sido digna de admiración por su pulcritud y limpieza, ahora se hallaba llena de anotaciones rápidas e incoherentes, entrelazadas por flechas, e incluso tachadas con rabia. Jamás se habría imaginado que aquel proyecto tan prometedor, que le había llenado de tierna ilusión, se convertiría en aquella quimera tan espantosa. Puesto que se veía incapaz de desanudar el barullo de emociones que había desatado inconscientemente, se dejó llevar por la desesperación. Gruesas lágrimas comenzaron a recorrer su rostro, ardientes y cargadas de enojo. Era como tener constantemente la palabra en la punta de la lengua, y no ser capaz de pronunciarla. Se sentía tan frustrada que, finalmente, convirtió a su pobre diario en víctima directa de aquel absurdo ataque de ira: en apenas unos instantes, el trabajo de todo aquel día, aquellas páginas llenas de sentimientos y anécdotas, quedaron ocultas para siempre bajo un torbellino de líneas que parecía no tener principio ni fin. Una vez terminada la masacre literaria, cerró el diario y lo escondió, como si fuese un horrible secreto que jamás debiese ver la luz. Casi automáticamente volvió a la realidad y recordó todas las cosas que le quedaban por hacer, cosas que había pospuesto esa tarde para, a su parecer, acabar haciendo algo totalmente carente de lógica y valor.
 
                Como si nada hubiese ocurrido, los siguientes días se dejó arrastrar por la rutina y por las facilidades de seguir un horario preestablecido. Apenas con tiempo para pensar, se limitó a continuar su vida justo donde la había dejado: antes de querer abrir su particular Caja de Pandora. Sin embargo, el ajetreo diario le hizo ver que ya no sólo no tenía tiempo para pensar, sino que además, tampoco tenía tiempo de hacer las cosas que le gustaban. Aquel molesto impertinente hizo que odiase aún más su pequeño fracaso, que no pudo más que apreciar como un tiempo valioso e irrecuperable totalmente malgastado.
 
                La incomodidad mental en la que se hallaba cuando estaba a sola con sus pensamientos, sumado al constante frenesí del día a día, hicieron mella en su estado anímico, que se redujo a un malhumor más que notable. Una tarde, una amiga preocupada por ella le hizo una pequeña visita. Hablando de todo un poco, le sonsacó a la joven el por qué de su malestar, y en un intento por aconsejarla y consolarla, entreabrió de nuevo aquella pesada Caja que tanto había costado cerrar. Cuando vio que la muchacha comenzaba a discurrir sin orden alguno, la interrumpió suavemente, y le preguntó:
 
                “¿Qué importa eso ahora? ¿Acaso va a cambiar algo? ¿Te va a ayudar eso a mejorar tu vida en este preciso instante?
 
                La joven, confundida, no supo contestar. Cuando su amiga se marchó, el peso de aquellas preguntas recayó sobre ella. Pensativa, a la vez que dubitativa, se acercó al lugar donde había escondido el diario. Lo tomó entre sus manos y releyó vagamente lo poco entendible que asomaba de entre las rabiosas líneas. Con decisión, se sentó en el escritorio, tomo un bolígrafo, y escribió a continuación:
 
Si no sueltas el pasado, ¿con qué mano agarras el futuro?
                 
                Y escrito esto, cerró el diario de nuevo y lo guardó, en un lugar mucho más vistoso que antes. Sintiendo paz al fin después de tantos días de remordimiento, observó detenidamente el simple encuadernado, pensando en qué diría su posterior yo cuando leyese aquella última frase. Quizás decidiese tacharlo. O quizás no.

Repartición de bienes



"[...] y como bien sabes, no se podrá sustituir nunca, pues un agujero negro no puede coexistir con nada que tenga cerca, ya que lo absorbería. Lo que tengo que hacer es aprender a vivir con ese agujero, y a ser posible, alejar el resto de mis espacios de él, para que no los absorba. Para que no te los quedes."

20 de enero de 2013

El deseo más puro.

Mirad aquel anciano desnudo con luenga barba y cabellera cana como único obstáculo de su desnudez.

Qué espectáculo verle correr por entre unas matas seguido de perros, salta peña tras peña con la intuición guiando su vertiginoso movimiento, se encoge y gira y atrapa entre sus manos la consecuencia de su salto, y sube y serpentea a través de la piel de la montaña. La atrofia muscular de su cuerpo nonagenario es desoída por la voluntad de la evidencia.

Su mirada es irrevocable, él llegará. Y levemente se asoma el milagro, sus facciones y su constitución se van recomponiendo en un rejuvenecimiento progresivo. Cada paso, cada zancada y cada altura tomada dejan la promesa de un año menos sobre la fisionomía del anciano. Se va firmando en su presencia el testigo de un regreso, el testigo de un ocaso.

La piel ajada va resolviéndose en una tersura vehemente y elástica, los surcos de sus ojos se retiran para extender un entorno decidido a su mirada incansable que no ve por donde va sino a donde se dirige. Los músculos renacen en el reino del cuerpo haciendo de su acelerada e inagotable carrera un hecho más razonable pero igual de extraordinario y fantástico.

Llega a la pasional y cándida juventud en su rostro y acaso se asoma ya en su barbilla la barbarie barbilampiña jajaja, y ante su perspectiva se alza aquel lugar que solo él conoce y conocerá, aquel bosque de robles que en su interior tiene un círculo geométricamente perfecto de unos 15 metros de diámetro en el que no crece la vegetación. Aquel lugar, su lugar, mi lugar.

Atraviesa el perímetro del claro ya un niño de blanca y hermosa desnudez en plenitud de lo que algunos dan en llamar ser. Jadeando se detiene recuperando el aliento que el anciano embargó al niño, se acerca lentamente al centro donde hay una piedra de obsidiana, negra como la noche que acompañaba la escena. Levanta la piedra y la pone a un lado y con una delicadeza inexpresable recoge un poco de la tierra húmeda que reposaba bajo ella para después untarse el rostro con ella como si fuera un bálsamo de pura belleza, con esa expresión de éxtasis que tienen algunos niños cuando son felices.

Tras ello, derrama una lágrima, dos y hasta tres ,mientras su rostro acoge un gesto de suma concentración y transcendencia. Sus manos se dirigen con inteligente precisión a la superficie de la piel donde se hunde su corazón e introduciendo la yema de sus dedos en su carne atrapa un hilo de plata del que tira y tira hasta obtener unos metros de la etérea sustancia. Con profundo amor lo enrolla cuidadosamente y lo mete en una bolsita de seda blanca que cierra tirando de su cordel.

Ahora con una expresión de profunda pero consolada pena, con un terrible afán de contención y pasión deja la bolsita sobre el surco de tierra húmeda que había bajo la piedra. La expresión de su cara es análoga pero con una dimensión mística a aquella que adquirió el rostro de Bob Cratchit mientras depositaba el bastón del pequeño Timy, su hijo, en la tumba en que descansarían eternamente sus restos. Un adiós espiritual.

La bolsita como impelida por unas arenas movedizas se sumerge en la tierra. El niño viejo coge la piedra y la deposita encima. En el oscuro cielo nocturno una estrella fugaz destella con una luz que él responde con el deseo más puro.

19 de enero de 2013

Concerto


               
                Comienza siempre con una palabra, una frase, una imagen, o una simple melodía. El rostro se contrae en una mueca de repentina molestia, que provoca una leve irritación en los ojos. Mientras éstos enrojecen gradualmente, la respiración se entrecorta en una exhalación, para después derramar una única lágrima que recorre la mejilla, adagio, abriéndose camino entre la sequedad del rostro. Es el preludio de la catástrofe, y no hay regreso posible. Al menos, hoy no.

                El manantial de tu alma se abre y no cesa hasta la coda. A éste, se le suman los jadeos por falta de aire. El pulso se acelera, la vista se nubla, la mente se turba. En un macabro compás, los elementos se sincronizan a la perfección, comenzando en grave, siguiendo andantino y culminando en presto. El crecendo es inminente. 

                Los recuerdos bloquean la conciencia, permitiendo sólo el sentir, para bien o para mal. Escenas pasan prestissimo, y se pausan a voluntad de una Mano ajena al mero control racional. Voces en la mente susurran palabras que dañan lo poco que queda de ti, palabras que significaban Todo. Ya no ves lo que tus ojos perciben, pues la vista se queda clavada en un rincón, anclada para que el Ser no marche a la deriva siguiendo las escalas de la locura. No existe más realidad que el ácido que recorre tus venas, y los recuerdos a los que desesperadamente te aferras.

                El picco, por circunstancias, es imposible de alcanzar. Sin embargo, no existe sosiego para esta sinfonía de lágrimas y sollozos, de modo que tu única salida es el “smorzato” de la irrevocable cadenza. Ahogas tus gritos en tela barata, mientras te explotan los pulmones y el estómago sufre las consecuencias de la resonancia y el aplastamiento del diafragma. En un frustrado intento de calmarlo, te abrazas el vientre con desesperación, tratando de sostener algo que no terminas de comprender. El primer desahogo desencadena el frenesí y el descontrol, pues a éste se le siguen un tercero, un cuarto, un quinto; siempre siguiendo el crescendo establecido, en un tempo vivace. La garganta se inflama y arde como en el mismísimo Infierno. El cuerpo se convulsiona violentamente senza misura, de forma espasmódica, que no deja de aportar su ritmo a este concerto, hasta que el tempo original y el provocado por los acontecimientos se fusionan en uno solo.

                Es en ése entonces cuando, sin previo aviso, un repentino cansancio se apodera de tus músculos. Los dedos dejan de arañar la delicada piel; piano, las piernas aflojan su irrisorio nudo, los temblores cesan. La respiración y el pulso se van ritardando, hasta que ya sólo te queda el silencio. Acariciándote con tenerezza, alcanzas la quasi normalidad.

                Pero esto no es más que un engaño, puesto que se trata de un mero interludio, un simple aperitivo. Las memorias siguen ahí, como eterna constancia de tu incompetencia. Tratas de negarte, te resistes a que el concerto continúe, pero cuanto más te repites “No”, más consciente eres de tu propia miseria, y más te hundes en la oscura y vertiginosa melodía del desconsuelo. La cadenza amortiguada se repite aún más agónica que antes, y todo el proceso se sucede con una fortissima dinámica.

                Y finalmente, el cuerpo opta por el desarraigo. No necesariamente ad libitum, la calma va invadiendo poco a poco a todos y cada uno de los integrantes de esta Gran Obra. La desorientación intelectual es uno de tantos efectos secundarios de componerla y representarla ante el mudo e inerte público, pero el alivio es instantáneo.

                No existen más aplausos que el latir normal del corazón, ni más agradecimiento que una mente serena, salvada un día más de su posible perdición. Aunque, ¿quién sabe? Quizás la próxima vez que la inspiración vuelva, no tenga tanta suerte.

17 de enero de 2013

Nuevo comienzo



No paro de pensar en esta vida como una historia que se escribe e improvisa sobre la marcha. Al principio podemos parecer torpes, pues sólo somos capaces de garabatear palabras sueltas, al azar, cosas que acabamos de aprender. Conforme somos conscientes y nuestro intelecto adquiere complejidad, emulamos las ideas de otros, repitiendo lo que nos inculcan, hasta que finalmente, llegamos al punto del no retorno: nos emancipamos del concepto y la subjetividad, buscando nuestra propia óptica, nuestro propio objetivo con el que enfocar la vida. Ves las cosas desde otro punto de vista, y comienzas a escribir entusiasmado, a vivir con alegría como nunca creíste hacerlo. Disfrutas de tu propia y genuina genialidad.

Pero llega un punto en que los capítulos parecen repetirse. Casi sin darte cuenta, los días se suceden, y te dejas llevar por el desamparo de la uniformidad. Desilusionado y abatido, ya no vives, te dejas vivir, esperando (quizás sin darte cuenta) algo que no terminas de comprender.

¿Por qué esperar, pudiendo ser tú el que cambie el rumbo de tu vida? ¿Por qué sentarse a mirar cómo otros escriben tu historia, con esos estilos que tan poco concuerdan con el tuyo? ¡Que pueden incluso romper la armonía de tu lírica! Par diez, coge el bolígrafo inmediatamente y sigue tú mismo. Dale un cambio radical a tu crónica. Sorpréndeles con lo inesperado, y vive de nuevo.

16 de enero de 2013

¿Amor al odio?

Podemos distinguir diversas especies de odio pero hay una familia muy amplia que nace de un amor sin destino. Son odios de amor contenido.

Un veneno complicado que se alumbra a sí mismo, pues contamina el único agua que te puede sanar. Odias lo que no puedes amar, con lo cual deseas aún más amar, por lo que odias más todavía desde un deseo, que ya no es AMOR.

Una trampa de salida inefable que pasa por espiritualizar y recorrer tu odio hasta su conclusión: Atreverse a odiar con pasión (voluntad del corazón).

Quien es puro sabe amar. Quien sabe amar, puede amar. Quien puede amar no entiende el odio.

Es libre de odio quien sabe la sabiduría del amor infinito. Quien sabe que SIEMPRE se puede amar.

Valientes del corazón, odiad con toda la honestidad hasta el final de vuestro odio, que es su principio. Explotad cada uno de los cauces cortados hasta hacer torrente del agua estancada, que es lo que quiere la virulencia del odio: Sanar.

¿Amor al odio? ¡Odio hacia el amor!

Nosce te ipsum.

Punto que_es centro

has de encontrar

mira bien dentro

siempre estará.

-

Nosce te ipsum

canción suprema

es el aria última

de la vida etérea.

14 de enero de 2013

Vida.

De nuevo y siempre antigua, aquí está la vida. Delante, invitando a un baile cuyos pasos desconozco.

Solo, terriblemente solo, hermosamente solo, me atrae con una fatalidad maravillosa y voluptuosa. Con el brillo de lo bello que me invadió, con la oscuridad de lo horrible que me combatió, ahí está esa mujer de ojos negros y alma blanca, ahí está esa doncella de la eternidad que saboreo al nombrar: vida, vida, mi vida, la tuya y la nuestra, la que no es de nadie, la que es de todos, la que es lo que es y la que deja de ser.

Dios mío, cuánto deseo vivir, vivir con dignidad suficiente para mirar a la cara a la vida y sonreír. No quiero conquistarla, nada más lejos, quiero acompañarla quiero versarla en los poemas más transparentes y expresivos de sí misma.

He vivido muchas experiencias por las que daría más de lo que tengo; un regalo de la ocasión y del atrevimiento, supongo. Pero no es suficiente, aunque no quiero más, lo que tengo está bien. Simplemente quiero vivirlo con plenitud y eso está en mí, lo presiento porque siempre lo he sabido.

No soy un iluso, soy más un misántropo pesimista converso a palos más verdaderos que la sangre que me recorre. Sin embargo, tengo sueños tan trascendentes y cercanos que enervan mi sensibilidad hasta la catarsis más apasionada.

Puedo hacer gala de un diverso, pesado y completo cúmulo de defectos que hacen de lo que pudiera ser un paseo grácil y coordinado una senda más abrupta. Qué cosa más tonta y más boba estas actitudes que nos salen ante los miedos que no queremos admitir o las realidades que queremos esquivar para dibujarnos puertas más cerca de donde están jajaja.

Soberbia para hacerme valer, dolor callado para expresar invulnerabilidad, pedantería, dislexia ocasional, timidez obcecada y ocasionalmente paralizadora, seriedad para que me tomen en serio, silencio para escuchar, holgazanería para no gastarme (debe ser), procastinación para aburrirme ahora y no después jajaja, juegos con mi carácter para crear situaciones que masturben el ego y un etc. robusto y extenso son algunos de los defectos que puedo atribuirme.

No soy perfecto vaya, dice Alí rascándose la nuca mientras mira el anterior párrafo consternado y con la misma cara de circunstancias que debió poner el ingeniero del puente de Takoma.

¿Y qué cojones importa? Esta es mi vida, la dulce y lúcida vida, y pienso vivirla.

12 de enero de 2013

Me acorde de ti

ayer mientras me moría

Y el mar se hacía humo

y el fondo me acusaba

Yo solo quería respirar

y me acordé de ti.

-

Eché de menos

aquello que me dejaba

la vida que despedía

Y fuera la vida

quedó en recuerdo

y me acordé de ti

-

Todo era nada

siendo nada algo

y antes de hacerme

con todo,

yo nada

me acordé de ti.

-

Ayer mientras me moría

me acordé de ti.

Reír

Reír, dejar

la senda del ayer

hacerse huella

y no paso.

-

Reír,cantar

la gracia

de lo bueno vivido

y lo malo aprendido.

-

Reír, llorar

a un tiempo

y en una voz

que ayer

es hoy.

-

Reír, andar

soñando bailar

creyendo empezar

viviendo al callar.

-

Reír, amar

agradecer estar

de vida posible

en errante muerte

de la tumba a la cuna

y de la luz al sol

es reír y reír

hasta dejarte amar.

Quiero hacer el bien.

"Quiero hacer el bien. Quiero que el mundo sea mejor porque yo estuve aquí."

11 de enero de 2013

El comediante

... Se acercó sigiloso al ilustre y reconcentrado personaje con dos platillos de orquesta regional dorados y grandes. Se deslizó en su rostro una sonrisa muy decidida y con un ágil movimiento los hizo chocar entre sí, liberando un sonido atronador a escasa distancia de los tímpanos relajados del buen señor.

El solemne caballero pegó un respingo tal, que ni el más imaginativo y soñador hombre hubiera creído posible poco antes, dada la pesada evidencia de la constitución de la víctima. Mas la gravedad volvió a exigir sus justos derechos sobre el monopolio del cuerpo del fugado y espantado señor, con lo cual fue a estrellarse aparatosamente sobre la pista de aterrizaje que había anunciado su sombra durante el sucinto vuelo.

El delicioso sonido de la caída fue como la cuerda que empujó la flecha de la risa del simpático bromista. Así que tuvo el señor dicho acompañamiento acústico durante el tiempo que le llevó resolver su susto, interpretar tan extraordinaria sucesión de experiencias, localizar al protagonista de las risas y acometer la justa y viril exigencia de rendición de cuentas:

-¿Por qué ha estrellado los platos en tan íntima cercanía con mis oídos?

-¡Era una sorpresa!

-¿Una sorpresa? Yo dedico toda voluntad y ánimo de mi carácter en anular la sorpresa del mundo. Quizás por algún impresionante despiste no ha sido usted testigo de mi presencia, pero creo dejar bien claro con mi manera de respirar, mirar y andar que soy un ser pensante y contemplativo. Un viajante y comerciante del conocimiento humano, un homo failosofis, que a cada conocimiento esquiva una posible sorpresa. No puedo perder el tiempo y la seriedad que me cuesta horas conseguir, en tonterías chifladas y divertidas de un hombre tan sonriente como usted. ¡Deje de sonreír! Es usted un descarado, yo disertando y usted sonriendo. ¡Qué barbaridad!¡Qué incivilización! ¡Qué...!- debemos resignarnos a conocer que último alegato de altura humana y cultura iba a ofrecer este digno señor porque fue abruptamente interrumpido con un cambio drástico en su vestimenta-.

La sorprendente y novedosa interrupción que asaltó al vetusto y solemne señor fue una inclinación rápida del alegre personaje, fatídicamente acompañada de un firme agarre de sus elegantes y grandes pantalones, que acabaron inevitablemente bajo sus pantorrillas, pero sobre sus zapatos.

-Se estaba usted acalorando-dio como resumida y lúcida explicación-.

-!!¿CCCCCo...QQQuui...ussssttt...RRRRRRRRRiiie...?¡¡-razonó el venerable señor con una singular articulación de innegables y sobrecogedoras ideas que parecieron sumamente divertidas a su interlocutor-.

-Jajajaja, no hay por qué darlas, si me estoy divirtiendo mucho. Jajajaja -dijo con lágrimas de incontenible felicidad-.

El hondo y amplio señor, pese no a ser un hombre de acción sin mucha reflexión, había pensado tanto a lo largo de su larga y fecunda viva que llegó, con una rapidez sobrehumana y un un hilo de pensamientos, que lamentablemente desconocemos, a la firme conclusión de que era muy necesario estrangular al comediante. Pero la benévola naturaleza del risueño ser le llevó a malinterpretar tan pasional gesto con un reclamo de cariño y sin pensárselo tres veces corrió a fundirse en un abrazo con él.

El notable caballero quedó mudo al instante pensamos que conmovido de agradecimiento, con una coloración rojo escarlata en su rostro que debía deberse a la persistencia del calor en su cuerpo, pese a los esfuerzos de su nuevo amigo con sus pantalones.

Pero un hombre de buenas costumbres tiene la natural inclinación de fidelidad para con ellas así que en una cercanía tan cómoda y accesible con las cartucheras del honorable señor era casi una obligación moral desarrollarse con total dedicación al esotérico arte de las cosquillas.

Jamás se oyó bajo los techos del mundo una risa tan liberadora, apasionada y decidida como las del buen señor, que sufría de hipersensibilidad hilarante sobre esta zona tan reservada de la anatomía humana.

Desconocemos cuanto tiempo estuvo riendo uno y riendo el otro pero ambos lo hicieron en compañía y con regocijo. La risa es tiempo que se pasa entre los dioses y se conoce que el comediante debió de quedarse allí, porque cuando despertó como quien dice; el soberano señor se encontraba sólo, sobre el suelo que le recibió y con los pantalones a una altura muy humilde.

Se levantó con una sonrisa y se marchó.

Se piensa que aquel día aprendió o recordó algo importante.