9 de diciembre de 2014

El silencio encantado

"Dice el Tao: Quien habla se vacía sin cesar."

Desde el temazcal han entrado en mi vida 38 días, a los 21 iba a acabar el silencio. Pero, nadie nace cuando quiere ni muere sin sorpresas. Bienvenida HOY la poesía.

Nace un sonido escondido

en pausas de nuestra atención,

suave oración del alma

chocando como esas olas

acantilado arriba, caen,

en cadencias desconocidas.

Sin conciencia nace mi canto

yo callo y mi voz alumbra

la gran belleza sin llanto

tan alta que no hace sombra

y a todos desnuda y llama.

¿Por qué en silencio nos hablas?

"Hoguera de los amados",

"umbral del vientre del ángel",

"río que fluye calando".

¡Los nombres de Dios te damos!

Para olvidarlos despacio,

letra a letra hasta quedar:

Nuestro silencio encantado.

29 de octubre de 2014

DESACATO/Arrobo

Malgastar el tiempo y tal.

Hacer cosas, muchas cosas, que te revaloricen. Valor, que significa a la vez, coraje y provecho.

Nunca vas a disfrutar ni atender todo lo que se ha producido"". Consumir la inteligencia es abrazar el aire, porque las competencias de la mente no son negocios del esfuerzo sino del efecto.

Hay tantas maravillas en este mundo, las quiero todas. Que hagan una película joder, para que pueda leerme el libro y decir que la peli era una bazofia; los planos conseguidos, una trama coherente, fotografía insuperable pero con el aura del manuscrito violada y dilapidada por las pretensiones postmodernas del autor. Algo así, luego me iría caminando hacia atrás y poniéndome unas gafas (molonas).

Hablando de gafas ¿sabéis que las mías no se pueden cerrar? Tienen los tornillos oxidados. Es que me ducho con ellas.

Quiero la puerta de Doraemon.

Quiero follar alguna vez con mis musas.

Quiero que el dueño del videoclub de ficciones me deje pasar la noche allí de vigilante o limpiando o algo así. Verme cinco películas cada noche. No necesitar dormir para poder hacer lo anterior.

No necesitar dormir para hacerlo solo para soñar. En plan, no lo necesito, lo hago por soñar. Pero se acabo la faena de no acordarse de nada, si duermo sueño y si sueño, me acuerdo. Hombre ya.

Que haya una pantalla digital REM sobre mi cama en la que se encienda un aviso de: sueño molón>> NO DESPIERTEN. ((A un amigo le despertaron justo cuando estaba a punto de despegar con un caza CREES-TÚ-QUE-HAY-DERECHO-?))

Me gusta mucho, mucho leer. A veces siento que no leo solo por mí. Que lo hago por mucha gente, por gente a la que quiero mucho, algunos los conozco y otros no, pero los quiero y leo por ellos.

Las personas que escriben de esa manera que te encienden por dentro, esa gente luminosa. Me encanta trabarme con ellos en una alianza de belleza. Yo los escucho desnudo de preconcepciones, ellos vocean desbordando el mundo. La belleza aparece y salva. Es, es una comunidad, una comunión, una pluralidad de estímulo y percepción alentando la fertilidad del momento. Yo nunca me sentí bello ayer, ni mañana, y es en la superficie ser lo que sientes siendo bello ahora...y es en el fondo, concebir en un estadio extraño pero íntimo la participación única y universal de la armonía. ARROBO PASMO ENSIMISMAMIENTO GRACIA

5 de octubre de 2014

Combatiendo al monstruo


    Durante mucho tiempo te ha atormentado, persiguiéndote desde la realidad hasta tus sueños, siempre incansable, incesante en su afán de hacer de ti el ser más mísero sobre la faz de la Tierra. Invisible, intangible, pero cuya sombra pesa sobre el alma como el efecto de mil atmósferas. Te encoge, te engulle con lentitud mientras disfruta de su agoniosa victoria, te envuelve con su hedor a frustración y reproches, haciéndote cada vez más minúsculo, esculpiéndote a su tirana voluntad.

    Un día te cansas y decides alzarte y luchar. Desenvainas la espada de tu Verdad y lanzas fieras estocadas al aire, esperando que la suerte te sonría y aciertes milagrosamente en tu oponente.
Pasa el tiempo y la suma de tus derrotas merma tu determinación, pues es harto improbable (¡ay!, y creedme si os digo que lo es) seguir luchando a ciegas con semejante Quimera. ¿Cómo hacer frente entonces al peor de tus enemigos, a falta de tus propios sentidos?

    Antes de seguir, es necesario un acto de serena y profunda meditación. Parar un segundo, concentrarse al máximo, y razonar hasta el absurdo. Respirar hondo, dejando la espada a un lado y la guardia baja. Descubrir el patrón que se repite, sin que te dieses cuenta hasta ahora, mientras vas trazando poco a poco un minucioso mapa de su baile. Danzas con él durante unos aterradores instantes más, y finalmente abres los ojos. Y lo ves ante ti, con su horrible rostro deforme, sus desagradables colores y su voz tan irritante. Lo ves todo. Ya puedes ponerle un nombre, ya sabes a lo que te enfrentas: “soledad”, “fracaso”, “rechazo”, “inseguridad”.

    Y lloras de la más pura y anodina felicidad, pues el problema en verdad era muy simple pero sencillamente no eras capaz de verlo. Recoges tu espada y la hundes en las entrañas de la Bestia, mientras sus sollozos te hacen más grande y restauran de ti lo que creías haber perdido. Vuelves a sonreír como hacías hace tiempo, irradias victoria por todos los poros de tu piel. Y das gracias por esa idea feliz que te hizo parar un segundo, un segundo vital en una lucha a contrarreloj contra tus miedos y contra ti mismo.

    Buscad todos ese segundo, y seréis libres.




23 de septiembre de 2014

Promesas

                

                Y una vez más, me bajo del tren y me doy cuenta de que llego tarde. Me esfuerzo en correr todo el día de un lado para otro con la esperanza de que alargaré mi lapso de vida, como si fuese un polímero infinitamente extensible. Para descubrir de nuevo que el tiempo ha pasado, y que por mucho que acelere no llegaré a esa puesta de sol. Corriendo a la desesperada en pos de un horizonte incierto, pongo un pie en tierra mientras veo que la luz escapa a mis ojos.

                Pocas cosas hay más frustrantes que ver cómo algo que anhelas se fuga ante ti como agua que se escurre entre tus dedos. ¿Cuándo llegará el día en que con calma y parsimonia disfrutes de todos los segundos que te quedan? ¿Será ese el día en que, con la piel arrugada y los músculos acartonados, te percates de que ya no hay tiempo, ni espacio, ni capacidad para todo aquello que te propusiste?

                Echo de menos esas tardes lluviosas de verano, con sus gotas golpeándome el rostro y sin más preocupación que el temor a que ese momento fenezca y  tus sueños mueran antes de que pudieses realizarlos. Pero nada importa ya, pues esas tardes de verano expiraron en el presente y quedaron archivados en la memoria. Sólo queda esperar que otra puesta de sol me aguarde en algún día indeterminado, con pago previo pasado por agua, nubes cargadas de ilusiones y promesas, y una paleta de colores imposibles en el cielo.

                Espérame, pues algún día llegaré y disfrutaré por todos esos días desperdiciados en este antro lúgubre al que llamo rutina, te acariciaré con mimo y me recrearé todo cuanto pueda y me dejes, antes de que tu luz se marche y mis sueños huyan contigo al doblar la esquina del mundo, lejos, muy lejos, donde ya no puedo alcanzarlos.

22 de septiembre de 2014

Senda o no senda

        Piensa en esa sensación, cuando te encuentras merodeando por un bosque. Sigues un camino ya escrito por los pies de los centenares que antes pasaron por ese mismo lugar. Te sientes cómodo, confías en que no te perderás pues no hay mas que seguir esa senda, esa línea de la que es imposible salirse.


       Siempre y cuando te encuentres caminando por aquel trazado de confianza sentirás que todo va bien, puedes despreocupar tu mente y por un momento cerrar los ojos reescribiendo las pisadas.

       Como ya habrás imaginado querido lector, nuestro caminante, al cerrar los ojos, al confiarse demasiado, al pensar que con sólo seguir el camino basta, llega a un punto en el que se pierde. Sus pisadas se salieron de la senda y ahora se encuentra perdido; perdido sin un rumbo que seguir, sin ningún trazado que reimprimir.

        Después de dar vueltas por el bosque desconociendo si en algún momento encontrará otra senda que le lleve, tras resignarse y pensar en lo fácil que era seguir aquel precioso camino en el que su mente no necesitaba guiar su cuerpo. Tras esos momentos de angustia nuestro des-encontrado caminante empieza a utilizar el coco.

      Esa senda maravillosa no siempre estuvo ahí, lo mas probable es que alguien semejante, alguien perdido y desesperado tal y cómo el, comenzará a caminar sin importarle encontrar otro camino. Tal vez ese otro fue quién marco el terreno para que muchos pudieran llegar al mismo sitio.

      Puede que nuestro caminante favorito nunca encuentre la senda de la que partió, pero os aseguro que llegará a su destino bosque a través.

Amenaza número 1

Voy a subir una entrada próximamente, y dejo aquí por escrito dicho asunto para que no se me olvide. Cómo se me olvide veras!

7 de septiembre de 2014

Quiero y no puedo


Tengo miedo porque quiero y no puedo.
Quiero dejar de pensar, quiero dejar de sentir,
pero no puedo.

Quiero dejar de hacerte daño,
pero no puedo.

Mis pensamientos temo, mi palabras quemo.
Los momentos pasan, el tiempo quemo.

A lo mejor no lo parece, pero no creo ser bueno.
Me cuesta dominar este terreno,
el caos siembro, los pastos quemo.

Mi mente trama, ruge mi garganta.
Quiero,  pero mis palabras no freno.

No soy bueno, quiero y no puedo,
a escribir me quedo.

El tiempo pasa, el tiempo quemo.

A los pies de Moher saltar no puedo,
quiero, pero volar debo.

Lo que no se dice es lo que me quedo,
palabras que queman, cosas que no entiendo.

El juego es difícil, ganar quiero.
Quiero, pero.... aún no puedo.

5 de septiembre de 2014

A vosotros




                Hoy me he vuelto a pasear por aquí a releer viejas entradas, y me he dado cuenta de que los elogios no son suficientes para describir las maravillas que invaden los recovecos de este blog. Mires la entrada que mires, todas tienen una historia y un por qué detrás del teclado, un sentimiento o emoción que se intenta plasmar en forma de vómito literario, una anécdota o lección que ha plasmado momentos de nuestra vida, o de la vida de cada uno, y no puedo más que sentir una profunda y angustiosa admiración. Angustiosa sí. Angustiosa porque sois dos bárbaros, cada uno en su estilo y su manera, dos monstruos armados de tinta, con alma pura y desenfadada, dos increíbles personas por las cuales no me cansaré de dar gracias a la vida o al destino por haberos puesto en mi camino. Y una se siente pequeña (a parte de por la evidente falta de talla) a vuestro lado, pues es difícil caminar entre gigantes que dejan el listón tan alto.

                Pero también me siento grande de poder seguir caminando con vosotros, mis dos talismanes, pues una no puede más que crecer a vuestro lado, y de sentirse afortunada. Me quito el sombrero, compañeros de blog, ante tanto talento y arte. Esta entrada os la dedico a vosotros, a Alí y a Miguel, por ser cómo sois y por dejarme entrar en vuestra vida para descubrir tantas maravillas y secretos, pedacitos de vuestra alma, que brilla tanto que ciega hasta al más necio.

                Espero seguir esta senda de vuestra mano, y llegar muy lejos, quizás hasta que mi tiempo expire, o hasta que exhale el último aliento. Os quiero chicos. Os quiero con locura.


(A cada uno a su manera, ¿eh? J )

31 de agosto de 2014

El odio en la furia disparó a mi corazón, miré quemando a quien me destruye desde que nací y entonces, atizé un manotazo brutal en la cabeza a otro, al dragón que incineró mi infancia.

Cuándo me parará el reloj

de su llave abierta al rojo

de sudar heridas mortales

que nunca acaban conmigo

dejadme perdonar, oh furias,

al mundo entero en su tragedia

para poder dormir solo una noche

feliz en hogar feliz

Sabio cansancio que se cae

rápido al romper el hueso

quiero escuchar mi última caída

lejos sin que se oiga

la venganza es tan sucia

que se desnuda y no es nada

romper al débil que te robó la vida

¡Qué triunfo!

A veces me creo que se puede morir uno de vergüenza

cuando los principios te miran silenciosos

y tú remas con tus abruptos golpes

el mar que desespera

hasta al Sol con su rutina

de volver y reír

para dar a la vida una edad más

porque tanto es para algo

y si dijeron luego

llega tarde el sueño

pero llega.

28 de agosto de 2014

No invitaré la trágica liturgia a desprender tu futuro.

Recibir es a veces despedir

un hálito convencido de libertad ,

para el asiento irredento de nuevos caballos ardientes

que desligan la dirección de tu mirada.

Las raíces te queman, las raíces te tiran,

fuertemente, hacia el candor de un recuerdo que es gloria tibia,

de las ternuras de tu vida.

Si pudieran apenas sus ascuas volar hacia ti,

brindarme una carretera de llamas de remembranzas

del cariño que se clavó en mi alma salvando mi infancia,

en la que correr lo que nunca he corrido

para, vendar los ojos al tiempo

y prometerte

echar una partida más a la vida

de la mano que otrora estrecharas mínima entre tus palmas

pero abierta hacia tus pasos.

Dijo Dostoievsky que la belleza salvaría al mundo,

hoy me basta con que te cuide,

que una brisa sobrenatural te arrope para terciar una llamada recóndita,

que un pensar repentino destaque una taumaturgia del espíritu

quiero, por el Dios que me habla cuando me atrevo a vivir,

que mi amor te oriente

y crezca silenciosa la tercera Jerusalén

en la savia perenne de tus destinos.

15 de junio de 2014

Todo y nada


Hoy quiero hablar de todo y nada en general. 

De cómo las flores mueren al marchitar, y cómo las estaciones traen nuevas ilusiones, que siempre tardan en llegar.
Del deseo de que todo permanezca como está, del anhelo de que lo que hubo regrese en cada despertar.
Del miedo a respirar, y de la incombustible llama que nos obliga a continuar.
Del plato roto que intentamos arreglar, pero que ya nunca volverá a ser igual.
De las puestas de sol que con contenida emoción observas sin tan siquiera parpadear, por temor a perderte el detalle más bello, o esa simple señal.
De la luna brillar, velando nuestros sueños, fiel reflejo de lo que nos hace grandes y pequeños.
De los placeres de la vida, de esa sensación de escalofrío que te recorre la espina, palmo a palmo, cuando el sobrecogimiento te asalta con asombro.
De las sonrisas que cosechas y las lágrimas que recoges, de los triunfos y derrotas, frutos de lo que escoges.
De la duda que te carcome, de la herida que esconde hasta el más duro de los hombres.
De la Música, los acordes, de lo que te inspira o te consuela cuando somos más cobardes.
Del universo, las estrellas, de todas las cosas bellas.
Del principio y del final.

De todo y nada en general.


10 de junio de 2014

Salgamos del Averno.

Los antidepresivos no arreglaron nada, pero evitaron que me matara.

Lo primero fue, al fin, conseguir conciliar el sueño tanto tiempo arrebatado y violentado por noches demasiado largas que a veces llegaban a amanecer. Tenía pesadillas horribles que perturbaban mis días cada vez más cansados y eso no cambió, hasta que mi ánima no se renovó. Joe, recuerdo que podía pasarme una semana encerrado en una pesadilla que había tenido, trataba de ir a la universidad y seguir andando pero mi mente temblaba, sin parar de recordar ese sueño negro, tan vivo siempre que si cerraba los ojos estaba delante.

No se lo contaba a nadie, ni a mis letras, por aquel entonces me era incapaz escribir o leer y eso me torturaba ardientemente. Podía replicar el pensamiento de la aniquilación cientos de veces en un día y ese no era mi sufrimiento sino mi consuelo, porque sentía tal angustia y tristeza que solo podía aguantar cada vez más débil lo inevitable, como el buceador de amnea al que se le ha liado un alga y sabe que no volverá a subir, que esa fue su última bocanada de aire y se está acabando.

No hace falta que describa la sarta de locuras y barbaridades que me hice para desterrar por unos instantes la apatía más plomiza y la desesperanza más estranguladora. Nunca me había sido sencillo llorar, pero lloré, lloré mucho hasta secar ese mar de desalentados sentimientos, hasta hacer sima y beber arenas movedizas que me cuajaran ese interior en caída libre. Ese pensamiento roto que mascaba como cristales con vistas a una digestión mortal, qué rápido era, rayos. Creía que en el fondo de mi desgracia estaba mi redención y dedicaba días enteros a ultimar cada aspecto de mi vida, cada renglón del pasado y cada arista del breve futuro que me auguraba.Lo saboreaba ávidamente y no era excelso su sabor.

Podría seguir y extenderme, profundizar, pero fue todo un año y sería demasiado largo de contar. No quiero olvidarme de nada de lo que pueda recordar de ese trágico y gran año, porque ese año fue mío y me ha edificado a mí mismo, me ha dado una profundidad y un sentido de la empatía, la voluntad y el ánimo sincero de vivir sin el que ahora no me movería, ni pensaría, ni sentiría como lo hago cada día. Porque no habría conocido a todos los amigos y amigas que amo con tanta fuerza y si los hubiera conocido no me habría arrojado con tanta pasión a conocerlos, respetarlos y compartir como el hombre que ha estado a punto de morir y se ríe feliz al comprobar, que aún tiene piernas con las que danzar.

Conozco a pocas personas tan fuertes como yo, el dolor que se cierra en sonrisa suave, renueva el mundo. El último grito del fénix antes de ser llamarada y volver al huevo fue:¡Felicidad!Y creo que es lo único que merece la alegría, aunque cada destino tiene su propio signo y lenguaje, sus vetas y sendas singulares. Todo lo vivo de este universo fluye sin violencias cuando ríe cerca de la felicidad. Y no es la vuelta a la naturaleza, ni a la infancia, ni a la edad dorada, sino lo que te hace ser invisible en la luz.

Así que mientras corro persiguiendo al viento como un lobo, recordaré en mi simpática carrera que el lobo es si acaso lo penúltimo que es el hombre, que no hay que aprender miles de lenguas sino de voces. Cada voz nueva que aparezca en ti es libertad y milagro, no la silencies ¡Canta!Jajajaja, ¿no es bello? Conmovedor y puro como el aire de la más alta montaña, como imaginar que el Zaratrusta de Nietzche no subiera a sus cimas para proclamar verdades, sino veracidad.

Ah, esta noche es de los dioses y de los poetas que los crean. Animo con entusiasmo a los hombres de sol de luna a lanzarse a la miel, a beber auroras y soñar y soñar y soñar hasta la risa.

En la vida renaces siempre que estás preparado para volver a crear.

5 de junio de 2014

El embrutecimiento.

Cuando el horizonte de un hombre se encuentra liberado de grandes convulsiones o vicisitudes acuciantes y encuentra un reposo y una invariabilidad de los acontecimientos de su existencia, entrando en una estática y sorda monotonía, ocurre que la placidez, la tranquilidad de ánimo y la alegría que este estado lánguido de las cosas permite experimentar se consumen como lo hace el oxígeno de una estancia cerrada por la lumbre de una llama.

Un hombre de espíritu, con el ánimo incandescente y la voluntad profunda de trascenderse, lo es siempre y eso implica una realidad continua de tensiones internas, un choque perpetuo y múltiple con los límites que su circunstancia y conciencia erigen como fronteras de su ser. No hay instante real de descanso, ni tregua ni trinchera en la que posponer jadeante la batalla, así como las sombras no desparecen al fundirse con la oscuridad, son oscuridad.

Por ello, cuando se produce un cisma insular en las circunstancias de la vía de perfección, desarrollo y evolución esenciales de su naturaleza, no puede evitar sentir una reserva e inquietud atentas a esa realidad de calma rancia y alienante, pues cuando te ahogas por estar tu más preciada figura cubierta y enzarzada en abrojos no encuentras aceptable verte perseguido por el ojo del huracán que carece del viento liberador que su periferia concede.

Hay rechazo natural y profundo a eso, a apagar dócilmente el ritmo de las pasiones y velar la belleza como si hubiera muerto. Mata de pena a un alma amplia concebir la vida como un sueño con ronquidos, sin textura: delicadeza o brutalidad. Nace la imperiosa determinación de hacer algo afirmativo, sublimado y honrado para enaltecer la existencia y su sentido. Es pavoroso concebir el camino personal como una sucesión de evidencias previsibles, inventadas y degeneradas por una cobardía o una mediocridad previas a las potencias de la libertad y la fuerza posibles para el hombre.

Y esa quietud mezquina, carente de la serenidad que debe verter el silencio sobre la atención hacia el mundo, perturba hasta tal punto los instintos y las inclinaciones del intelecto sensible, que la histeria y la rabia invaden y derrumban el equilibrio de la acción, el pensamiento y el sentimiento. El pensamiento pierde su música y enciende su ruido, el sentimiento se oscurece hasta la ceguera y la acción se embrutece hasta la mismísima bestialidad.

Y así los seres con los más nobles y puros anhelos los abandonan cayendo con golpe sordo y terrible en un estado aletargado pero hiperactivo en el que dejan de guiarse y moverse por la melodía de su destino para entrar en una lamentable, mediocre y cruel senda de ensueño animal. Arrancan las hojas de sus libros sagrados; aplastan sus instrumentos musicales para incrustarse sus astillas bajo las uñas que mueven y rompen como zarpas; pierden la voz y profieren ladridos, rugidos, rebuznos, aullidos, graznidos y silencios enloquecidos por el dolor y la desolación más desnudas.

Quieren sangre pero no derramada, sino evaporada de su más húmeda entraña hacia el aire por sus ojos para poder respirar, siquiera por última vez el nombre de su alma. Y caminan muy rápido, golpean todo a lo que llegan como un gigante que quiere acariciar una gacela y le rompe el cuello en su entusiasmo, o un rey que deseó convertir en oro todo cuanto tocaba y murió de hambre.

Y en medio de la tormenta de esa absurda intrascendencia decadente y vacía, a veces llegan reminiscencias que no hacen sino torturarle. Escucha con máxima claridad estos versos de Whitman:"Elevaré mi bárbaro bramido hasta los techos del mundo". Y él en un instante breve de lucidez como la que tienen algunos ancianos dementes, pretende responder a ese mandato desesperado como ante un asesinato que no se puede impedir, pero solo aúlla roncamente.

Los latidos de su corazón se asemejan al sonido de un hueso al partirse. Suena su corazón con el himno coordinado de sus huesos quebrando como promesa directa de la imposibilidad de dar un paso más en la dirección que elijan, como un manifiesto, en terrible conclusión, de una invalidez perenne y universal de su más íntima dignidad y voz. Puede que lleguen épocas más amables y plenas, todo cambia y eso ocurrirá, pero la tragedia reside en la certeza absoluta de que ya no las esperan.

20 de mayo de 2014

Sin nombre.

Cuando estés muriendo por dentro, escribe.

Cuando tengas ganas de llorar como un niño que ha visto a la muerte en un amigo que se va y no tengas más lágrimas que la ceniza de tus fuegos truncados, escribe.

Porque la palabra salva, porque en un grito puedes escapar y todo acaba cuando se sabe el final.

Este heraldo de espadas, pendientes de caer sobre la alegría y el ánimo de vivir. Qué fría y desolada es la presencia que se echa del hogar al hielo.

Helada es la infancia en desamparo, demente de amor y creciendo desde el sueño hacia la vida.

¡Qué llanto el que no llega! Ni estatuas de sal, ni almas que se miran antes de salir del Hades, ni ninfas que huyen de soles, nada tan fatal como el hombre que no se llueve por dentro cuando se muere de sed.

Qué absurda llega a ser la compañía que te inventa con guiones, que ataca tu espontaneidad y ata tu imagen a su aprobación, la tranquilidad de sus prejuicios.

Te llama calor y quiere que la abraces, te llama empatía y exige que la escuches, te llama compañía y reclama tu presencia, te llama hombre y espera que desees, te llama divertido y busca que des risa, te llama inteligente y ansía ingenio, te llama valiente y aspira a que arriesgues, te llama sabio y observa tu templanza, te llama niño y vigila tu inocencia, te llama bueno y anhela que obedezcas, te llama tímido y pretende que no tengas voz, te llama, te llama, ¡TE LLAMA!

No quiero más nombres, ¿acaso alguien se ha parado con verdadero amor y delicadeza a aprender a escuchar el mío?

Yo no tengo nombre, yo no quiero nombres y si lo tengo lo olvido, y dejo que me llame la vida, mi única esperanza y mi único camino, como le plazca, como siempre ha hecho: con su canción.

La Vida que te llama en el silencio, la Vida en cuyos labios nace inmortal tu nombre.

19 de mayo de 2014

No teníamos nada en común salvo buenos momentos...

Quieres descubrir tus ideas naciendo en su corazón

esperas síncronas emociones amaneciendo sobre vuestro reino

que profecía sean los fuegos que perseguís por las noches

sea una sombra del rostro, la verdad en la empatía

pura unidad, compartida, creciendo hasta nunca para siempre

principios y príncipes de la vida, levantando un cielo de a dos

la lealtad, la sangre y el hielo, disfrazando el ritmo del tiempo

fortunas y glorias, íntimas y aurales, batiendo el sentimiento

y va y ocurre que:

No hay nada de eso, pero siempre sabe encontrar tu sonrisa.

LET'S GET HIGH

Me maravilla esta canción. Este disco está siendo BSO de mis horas de estudio trasnochadas, pero esta canción en particular me enloquece.

Me he sorprendido a mí mismo in fraganti riéndome a carcajadas a las cuatro de la mañana mientras la escuchaba y la sentía, bailándola alegre e infantil sin reparos o haciendo conatos de coros, hasta que mi madre condescendientemente, recordaba a su despistado y olvidadizo vástago, que respetables y numerosas autoridades científicas, filosóficas, espirituales; pasadas, presentes y pasadas otra vez (las futuras no, conste), han insinuado descaradamente que, en cuatro palabras: canto como el culo. Es como un arrebato ronco pero puro, como el instante infinitesimal posterior al de un hombre que con el sufrimiento hundido hasta los huesos clama un me la suda, aunque se caigan los cielos ahora toca cantar y hacerlo alegres porque podemos, porque aunque mi voz está rasgada voy a gritar amor hasta que alguien lo oiga, hasta que alguien lo escuche.

No es una redención, es un tumulto natural, como una presa que explota, con el agua gritando a la caída, ¡que te jodan, yo me voy a casa!. Al río, al mar, al cielo, a que me mee un tigre y me beba una palmera. Transformación.

En abstracto, soy un vagabundo, que ha caminado, reptado y volado 6.253.282.638.292 km, y en medio de esa hosquedad de ánimo que genera en los hombres la erosión de las tempestades atravesadas, ha visto ¡rediós!, la luna, esa que siempre está pero 7 días al mes no se ve. Se ha empezado a reír y era miel su risa, miel.

Ha hecho un fuego, porque esas lunas se sienten más saltando alrededor del fuego y ha dibujado con las sombras de sus danzas un recuerdo por el que vivir.

Aparece, mmmm, Sam Weller como guía de un viaje espiritual, rollo el fantasma de la navidad pasada o Virgilio presentándote a Beatriz en una comedia divina. Te dice, lacónico, bestia y lúcido:

-He "venio" ha enseñarle-dice mientras guiña un ojo con aire enigmático-. Y va y señala al típico arbusto en llamas que suele aparecer en estas historias y uno empieza a ver escenas: una familia en catarsis de ternura escuchando a la pequeña Emily tocar el piano el día de acción de gracias, a Esmeralda llorando de placer cuando Fabián derrama su semilla en las cimas más profundas de su coño, un marinero muy anciano de ojos azules como el mar arcano navegando solo en un mar en completa calma, una selva crecer a cámara rápida, el atardecer del día en que Judas se suicidó ahorcado con su silueta a contraluz, una tribu de dogones tocando tambores desorbitadamente (los espíritus se ríen), a Mahler tocando el piano en soledad rememorando el tacto de Alma, Magnus Carlsen poniendo en apuros a Kasparov y Alí riéndose de eso,......................................mucho más.

-Ea-suelta locuaz Sam y se marcha con la resolución y la complacencia que da el trabajo bien hecho-.

Se despierta el vagabundo sobre las cenizas de la noche recordando todo lo anterior salvo haber estado saltando alrededor de una hoguera inducido por la luna llena. Esta noche solo tenía ganas de llorar, reír y bailar. Hecho está.

3 de abril de 2014

YO

¿Qué material sólido tenemos para generar una identidad?

Hay cientos de sistemas filosóficos y toda una variedad de reacciones psicológicas y antropológicas dispares, que suponen una fuente definidora de culturas. Muchas son las tesis respecto a la la formación de ese entramado mental y emocional que podemos identificar con nosotros mismos.

Pero están en cuestión abierta muchos puntos fundamentales del caso.

-NO SOMOS LIBRES de vernos(los límites de la estética o de la percepción) y aunque lo fuéramos, no podemos percibir lo que somos como si de un sistema independiente se tratara: No se conoce TODA la caja desde dentro.

-La fuerte carga de lo que en psicología viene a llamarse CONDICIONAMIENTO. Desde la carga genética que nos predispone a la obesidad, la depresión, irascibilidad, enfermedades mentales, creatividad, fuerza, salud, etc. hasta todo el sistema cultural al que ingresamos al nacer, integrándonos en su lenguaje (que es clave en las formas de entender el mundo), en su sistema político y económico, en su estructura sociológica, en sus costumbres y su lente psicológica particular (que incluye cómo nos juzga el prójimo y cuánto nos importa).

Hemos dicho pues: que nuestra percepción de la realidad tiene taras perceptivas, que la conciencia de un sujeto sobre sí mismo es problemática por construcción y que lo que salga de esa carencia y de ese conflicto, va a tener que adaptarse a una estructura (de naturaleza compleja) PREdefinida.

Ahora es cuando la mente empieza a poder hablar(se) de sí misma. Y aún aquí, no ha terminado su odisea.

Voy a elidir la cuestión espiritual, que creo profundamente porque siento continuamente. Vamos, pues, a remitirnos a la observancia transparente(según nuestras posibilidades) del comportamiento de la mente con la identidad.

No es AHORA el sustento de nuestra imagen, porque el presente no es tiempo sino lo que está siempre entre lo que deja de estar y lo que viene. Como no hay tiempo, no hay proceso y no hay construcción, que es lo que forja una identidad. Así como, no hay movimiento si no hay tiempo en el que transcurra, pues tiempo y espacio conforman una malla (maya es apariencia para el hinduismo, cabe mencionar como oportuna homofonía). Por tanto, es el pasado el que nos dice lo que somos y el futuro el que nos cede las posibilidades de cambiarlo.

Entra aquí una invitada a la discusión... muy amplia, etérea y difícil de presentar y comprender: la MEMORIA.

Existe la creencia extendida de que la memoria es un archivo perfecto del que no tenemos la llave y que caprichosamente nos entrega las informaciones que nuestra mente considera más necesaria. Pero el caso es que se han hecho experimentos en la línea de demostrar que las vivencias actuales modifican completamente nuestros recuerdos. Es una puerta abierta en dos direcciones y la influencias actuales moldean no solo el recuerdo de las vivencias presentes sino también de las pasadas.

Esto es tremendo. Todo lo que creemos que hemos vivido se está transformando continuamente, no hay ningún respeto a la objetividad, sino una adaptación continua en pos de la estabilidad mental.

No obstante, pese a la inestabilidad de su material dos cosas causan una especial permanencia, no exenta, no obstante, de la mutabilidad de la memoria. El dolor y la intensidad emocional y la primera podría ir implícita en la segunda. Cuando sufrimos daño físico o mental, nuestro cerebro lo recuerda (aunque ello no quiere decir que lo haga de manera fidedigna) y cuando lo pasamos genial, nos divertimos, nos emocionamos, nos exaltamos, también se graba especialmente.

¡La llama que fragua la memoria es la atención! Esa es la razón de que sobresalgan las experiencias de dolor y pasión. Placer no, curiosamente el placer lo olvidamos muy fácilmente y nos cuesta recordarlo.

En cuanto al futuro, no existe. Es el tiempo que aún no ha llegado y está abierto a cualquier proposición proyectiva a que nuestra mente quiera invitarle. Es un lienzo para la imaginación, aunque no el único, ni el más importante. El reino magno de la imaginación es la abstracción.

Otra historia es nuestra capacidad de "realizarnos" tal y como nos vemos en ese futuro.

No es verdad lo que recordamos que somos, no es siquiera constante. No es seguro lo que nos decimos que queremos ser. Sentimos la inclinación ansiosa de identificarnos y asentarnos en una referencia de identidad, pero es HUMO. Nos sirve, no es perfecto, pero nos presenta a los demás, nos escusa ante nosotros mismos y se reinventa constantemente justificando los caminos que escogemos y los que dejamos.

YO es un incompetente historiador explicando a nuestra mente sus límites pasados y futuros. Si falla, vuelve a inventar.

12 de marzo de 2014

Belleza ignota

 

    Mirando al horizonte, la puesta de sol enmarca un paradisíaco escenario. El mar devora con ansiedad los rayos del ente celeste, ahora rojo intenso, mientras todo a tu alrededor se torna de la gama de colores más cálidos, despertando en ti una sensación de infinita admiración y sobrecogimiento. De repente, te percatas de que ese movimiento solar lento y sencillo, romántico y acogedor, no es más que una esfera estática y que el que realmente te mueves eres tú, en tu ridículo planeta giratorio, minúsculo e insignificante de ti. Ni siquiera eres consciente del titánico desplazamiento hasta que no abandonas la dinámica y monótona vida en la que te sumerges día tras día.

    Mientras el sol se marcha y su luz muere a tus ojos, el peso del relativismo recae sobre tu conciencia y rompe la belleza del hermoso atardecer, arrojando fría ciencia (aunque certera) a la maravillosa realidad. Entonces te das cuenta de que quizás habrías disfrutado más del momento si no supieses lo que sabes, si no fueses consciente de lo que hay más allá de lo que ves. El conocimiento es, en este caso, la llave del cofre del misterio, y eres poseedor de ella. De ser opcional muchos optarían por no abrirlo jamás, y vivir dichosos en la inconsciencia. Sin embargo, el conocer hasta qué punto es increíble lo que nos rodea, ¿no es bastante hermoso en sí? ¿Cómo defender entonces la felicidad del ignorante, cuando lo que hay detrás del escenario es incluso más increíble que lo que nuestros torpes ojos pueden percibir?

   ¿Existen verdades que no queremos saber? ¿Matará finalmente la curiosidad al gato? Sinceramente no lo sé, pero qué demonios, me encantaría saberlo.

10 de marzo de 2014

Caladas

             

      “Dios, me muero por un piti”, suelo pensar esperando al autobús. El de hoy tarda en llegar, y este frío invernal me está quebrando los huesos desde dentro. Un buen chute de calor en los pulmones no me vendría nada mal, pero mis pitis tienen el don de invocar al autobús. Cuánto me jodería tener que tirar este ahora mismo. Esperaré. No pasará nada, son apenas 20 minutos de trayecto, puedo esperar, con calma y paciencia, porque tengo la suficiente fortaleza mental como para dejar que esto me domine. Vaya si puedo. Mira que bien lo hago. Joder, cuánto está tardando el autobús. ¿Cuánto ha pasado desde que miré el reloj?

         - Ey, ¿cómo tú por aquí?

      Me giro con nerviosismo hacia la persona que me acaba de tocar el brazo. Qué bien. De las millones de personas que hay en el planeta, me tengo que encontrar justo hoy, con ésta. Mierda.

         - Vaya, cuánto tiempo.- dos besos de cortesía. Dos putos falsos besos de cortesía cuando lo que más querría en el mundo es… Bueno, da igual. Finjamos. – Pues mira, ya ves, hay que ir a clase, que el curso no se aprueba solo. ¿Tú cómo estás?
         - Pues bastante bien, no me puedo quejar. El año pasado aprobé todo, y este año estoy más de relax, ya sabes. De hecho, debería estar en clase ahora mismo, pero al final he pasado un poco.

       Y a mí me la suda un poco, pero voy a preguntar. Por cortesía.

         - Hala, ¿y eso? ¿En tu facultad se lleva ahora lo de ser rebelde?- vaya, pero si se ha reído. Su sonrisa me inquieta. Joder, en realidad la echaba de menos. Empiezo a notar los nervios aflorar en la boca del estómago. Mariposas, morid. Ahora no es el momento.
         - Pues ya ves, he quedado con alguien en la ciudad.
         - Alguien, ¿eh? Suena a cita.
         - Sí, bueno. Algo así. Nos conocimos en verano, y la cosa va muy bien. Ojalá no me esté precipitando, pero creo que al fin he encontrado a mi media naranja. ¿Y tú? ¿Cómo te ha ido en este tiempo? Hace mucho que no sé de ti.

     Las mariposas del estómago han decidido dar la vuelta y provocarme arcadas. Acaban de golpearme con brutalidad y noto que me falta el aliento y que el corazón se me va a salir del pecho. Soy incapaz de articular palabra durante unos indiscretos segundos. Vamos, joder, compórtate. No pasa nada. Maneja la situación. Vamos a coger un cigarrillo, así desviamos la atención.

         - Pues yo sigo igual, más o menos. Ya sabes, algo por aquí, algo por allí, pero nada serio, pero no me quejo. Me gusta mi estilo de vida, me otorga bastante libertad.- mentira, te pudres en tu casa jugando a la consola y viendo porno en el ordenador. Enciendo el cigarrillo y no le pienso ofrecer.
         - Bueno, mientras que estés feliz entonces está bien. ¡Oh, mira! Ya está ahí el autobús.

     Mis malditos pitis mágicos han surtido efecto en el peor momento posible. Ya llego tarde pero no lo pienso apagar.
         - ¿No subes?
         - No, mi bus no es este, es el que pasa después.- sonrío falsamente y me despido con la mano, mientras aspiro hondamente el humo de mi derrota moral. Mi parca particular.

     Me corresponde desde la ventanilla y rápidamente aparta la mirada. Yo sigo mirando como si fuera subnormal, y sigo mirando cuando el autobús se marcha colina abajo. Observo su estela marchar, y continúo con la vista fija el punto por el que el horizonte se traga el vehículo. Doy otra honda calada que me quema la garganta, pero no hay suficiente autodestrucción para mí ahora mismo. Quiero ahogarme en el humo que inhalo con tanta desesperación. De repente, el humo me sabe a muerte y desolación. Tiro el cigarro al suelo y escupo con rabia.

     Ya llego tarde a clase, así que qué más da todo. Hasta dentro de media hora no pasa el siguiente, de modo que voy a sentarme. No más pitis hasta que no me baje del bus.

     “Dios, me muero por otro piti.”. Joder, no. No han pasado ni dos minutos desde que apagué el anterior. Contrólate. No pasa nada. No ha pasado nada. Has llegado tarde por causas ajenas a ti. Personas ajenas a ti.

     “Y no porque tú lo quisieses así.” A la mierda. Me enciendo otro cigarrillo y vuelvo a aspirar con ansia viva. Noto la garganta cada vez más inflamada, pero ahora mismo me la suda. Por cada calada que doy muero un poco más, pero a la vez me siento revivir. Me muero por un piti, pero estoy más vivo que nunca.

27 de febrero de 2014

Narciso en Goldmundo""

Bravío himno de quietud plena,

asume el ritmo del oleaje,

separa del tiempo el saber:

reír para el mundo.

La mujer sangra hacia la vida

el hombre llueve desde las estrellas

¿Quieres que te diga del silencio?

Las artes muertas de tu Si-No.

Las hebras trenzan tus caminos

para que con vendados ojos

tramen tragedias y glorias

¡Ocasos y mañanas!

Y ahora vienes a desperezarte

con los cantos de tu sangre

plantas batalla y olvidas la guerra

me dices ahora y te creo,

a tu imagen y semejanza.

7 de febrero de 2014

Nota mental



Supongo que éste no es el mejor lugar ni el mejor momento para escribir esto, pero anoche llegué a una conclusión que me suele venir de cuando en cuando (hay veces que no), y se me ha ocurrido la estúpida idea de ponerla por aquí, para esos casos en los que no soy capaz de llegar a ella por mis propios medios, y por si, de alguna manera, puede servir a algún desconocido que lo lea desde el más recóndito lugar de... no sé, Móstoles o Alcorcón.

Llevo tocando el piano desde los 6 años, actualmente a un nivel que se aleja mucho del que tenía cuando dejé las clases a los 16. He compuesto alguna que otra canción, pero no me considero un músico en su totalidad, ni que dichas melodías tengan algún tipo de complejidad o "algo" especial. He escrito historias que jamás llegarán a bestseller, y he escrito mucho, os lo aseguro. He montado en longboard, y no hago tantos trucos como me gustaría, y del mismo modo me pasa con el surf, que a pesar de llevar practicándolo desde hace 5 años (únicamente en verano), tampoco es que sea una surfista con un progreso o ténica remarcable. Estudio una carrera en la que no sobresalgo especialmente, ni siquiera en las asignaturas que más me motivan, ni siquiera en las que más me esfuerzo. Recientemente estoy pintando, y tampoco es que sea algo en lo que me considere una experta, o con un talento especial. Y lo mismo puedo decir sobre la fotografía, que por más que me intereso en ella, menos considero que pueda aportar a la misma. He creado y hecho cuanto me ha venido en gana y no hay ni un ápice de grandeza o talento innato, al menos a simple vista. Dicho todo esto, cabe pensar que no soy buena en nada, a pesar de que hago, y he hecho, muchas cosas. Puede parecer triste y desolador dicho así, y yo de hecho casi siempre lo pienso.

Sin embargo, hay veces en las que en medio de esta letanía de lamentaciones, mientras me autoanalizo con la lupa de mayor aumento y me lamo las heridas creadas por mi incompetencia, me doy cuenta de que sí hay algo que se me da bien. Probablemente casi todo el mundo también lo sea y no lo sabe: me refiero a la capacidad de amar.No sólo en el sentido del amor romántico y pegajoso, sino a la capacidad de amar en general. Aunque no sea una artista, aunque no componga las baladas más tristes ni las más técnicamente perfectas, ni pinte los paisajes más asombrosos, ni escriba rompedores relatos: amo todas y cada una de las cosas que hago, aunque no sobresalga en ninguna de ellas. Hay quienes aman algo porque se les da bien, y hay quienes lo aman por el simple hecho de quererlo, de desearlo con fuerza, de disfrutarlo en el proceso, y no sólo en el resultado. La carrera no para de darme disgustos, y no por ello me siento menos aferrada a ella, es más, mi apego a ella crece cada día, aunque sea el día más nefasto del año, porque siempre me aporta algo nuevo. Cada melodía que fluye de mis dedos, es mía y la quiero, cada palabra que plasmo aquí, o en la carpeta de escritos inéditos, la amo con todo mi ser, así como las fotos que hago en un determinado instante, así como esos escasos segundos encima de la tabla de surf, y esos largos paseos en longboard. Amo con pasión todo cuanto hago, al margen de mi progreso o las expectativas que se tenga de mi, y ello me proporciona la más pura e inocente felicidad. Aunque no sea la estrella del plató, aunque nadie me reconozca jamás.

Espero seguir por siempre en mi burbuja de la felicidad, haciendo lo que se me antoje. Y que me llamen conformista si quieren, que yo feliz les espero pintándome una sonrisa en la cara.


11 de enero de 2014

Cruz de Jerusalén.

El invierno comienza cuando los días vuelven a crecer.

El árbol no muere, espera. (Hesse).

Amo las cuatro estaciones, las veo todos los días, llevo su insignia muy cerca del corazón y me alimento de sus colores.

Te juró que cuando cantas hasta los árboles se emocionan con pureza apasionada, se deslizan entre sus hojas el escarlata de los arces, el amarillo de los álamos, las llamaradas de los hayedos, toda la furia del otoño amanece ante la puerta de tu voz para instar al alma a proclamar tu belleza.

Cuando se escucha a un niño reír a carcajada limpia con los ojos cerrados y la alegría alerta, una primavera estalla en uno de esos lugares donde nadie escucha. Como un jardín de innúmeras flores blancas que al roce con la lluvia de tormenta se tiñen del rojo más vivo. Es el desvelo de un impulso desnudo de la vida renovándose, es reflejo de primavera.

Cuando delineo en las sombras, las trayectorias desnudas de tu silueta, explorando poseído por pasión amante los signos de tu placer, hay verano. Entro en el fuego descubriendo extasiado que arde sin quemar y ondea como sangre de libertad, confundiendo nuestras diferencias. Entro en el fuego y se vuelve verde, morado, rojo, naranja, como cada fruto que recibo de tu amor, para alimentarme y dejar semilla a nuevos sentidos y sueños.

Cuando escribo estas líneas las nieves visten las cumbres más altas de Madrid, donde pude amar, morir y respirar. Cuando escribo estas letras, sé que es invierno y que mañana la noche será más corta, que la vida es un ritmo de ciclos, que siempre se puede volver a empezar y elegir terminar, ver los colores de las estaciones en cada instante bello, intenso y revelador de la vida y unir los cuatro caminos del mundo en el de tu corazón.

8 de enero de 2014

Bolsón de tiempo.

Mi gran obsesión siempre has sido el tiempo. Cada día que amanece lo único que tienes es 24 horas de tiempo que no tienes mas narices que gastar de una manera u otra. Hagas lo que hagas siempre se va a consumir. ¿El tiempo se invierte, se gasta?, puede que el tiempo ni siquiera exista, es un modo de dividir de pequeños trocitos los momentos en que respiras desde que naces hasta que te vas.

Cada día me pregunto si estoy invirtiendo el tiempo realmente como quiero. La mayor parte de las veces el tiempo ha pasado por encima de mí como una tormenta de la que no te puedes refugiar, y acabas empapado deseando que los días sean más largos y tus sueños mas cortos.

Da igual donde busques que la respuesta siempre termina siendo el ''carpe diem''. Tu tiempo se acaba junto con el de los demás. Por eso muchas veces me encuentro sentado, estudiando o peor aún perdiendo el tiempo; para poder tener un trabajo, independizarme, ganar dinero y así poder comprar de todo menos tiempo.