Lo único que calla todo el ruido es zambullirse en lo mas profundo y dejar de pensar en que te falta el aire. Evadiéndote puedes incluso olvidar el hecho de que tienes que respirar, tu cuerpo se relaja y todo está en calma.
Tus burbujas de aliento se escapan como las dunas de un reloj de arena que caen por su propio peso. Mientras que la arena cae, en otro mundo el aire sube hasta que se agota. Sólo queda la acción, una bocanada de aire, una vuelta de reloj.