3 de junio de 2017

Habrá miedo

Hola,

Caray, te veo y apenas me reconozco. Desprendes un aura de fuerza y seguridad que ya me gustaría a mi tener ahora. Eso está bien, me hace recordar que fui así en alguna época. Aunque tú y yo sabemos que eso no es más que el reflejo al otro lado del muro, porque dentro estás un poco hecha trizas. Pero al menos no dejas que eso salga de nuestra pequeña ilusion, y nos sentimos más nosotras en ese reflejo que en lo que hay dentro de nuestras murallas. Ojalá pudiera decir que eso lo mantienes a día de hoy.

En algún momento la muralla se quebrará, la ilusión y tus fantasmas se unirán en una sola realidad, y te aseguro que habrá miedo. Mucho miedo. Creerás cosas que antes ni habrías imaginado, cosas terribles. Mucho más terribles que un meteorito acercándose a la tierra. Mucho más que ser diagnosticada de una enfermedad incurable. Llegarás a tal punto de confusión e inseguridad que desearás acabar con todo, desearás desaparecer por completo. No volverás a ser la misma. No estás preparada para una sola realidad, y nunca lo hemos estado. Me gustaría decir que te recuperas y todo vuelve a ser como antes. Ojalá. Pero no será así. Tendrás que aprender a recomponerte, sin murallas, pues tardaste una vida en construirlas y eso ya no va a ser viable. Tendrás que aprender a vivir con esas dos realidades entremezcladas, sin escondite posible.

Pero, ¿sabes? En eso consiste tu fortaleza. Lo harás. Habrá mucho esfuerzo, muchas lágrimas, y muchas horas intentando entender qué fue mal, aunque eso sea lo de menos. Lo importante no será el por qué, y aunque intentarás reconstruir el muro mientras buscas una respuesta, volverá a caerse. Tendrás que asumir que el por qué siempre estuvo ahí, aunque no creyeras que esa fuera la razón de nuestras desdichas. Y lo aceptarás.

Entonces, saldrás de entre las ruinas y abrazarás el mundo de nuevo. Al no haber refugio te harás más fuerte, cada día que pases ahí fuera será la prueba de que puedes hacerlo. No negaré que tendremos momentos en los que volveremos a las ruinas, nostálgicas del imperio que erejimos, e intentaremos infructuosamente volver a hacerlo posible. Y siempre volveremos a salir. Tristes, sí, pues la nostalgia de lo que fuimos prevalecerá, pero más fuertes, más seguras. Más nosotras.

En definitiva, no mires atrás sino hacia adelante. Ahí está la solución, tu futuro y tu bienestar. Cuando lo hagas todo esto no habrá sido más que una pesadilla que te ha dejado marca, pero también serán los pilares que te sostienen, robustos e indestructibles. Y aunque parezca impensable, aprenderás a apreciar lo que nos pasó, pues ello hizo posible que saliéramos al mundo y evolucionáramos.

Habrá miedo, mucho miedo. Pero la recompensa tras esta ardua batalla seremos nosotras, sin temores ni remordimientos. Así que lucha, lucha con todas tus fuerzas y no decaigas: yo estaré ahí al otro lado. Reuniremos las agallas para escribir esta carta y nos daremos cuenta entonces de que lo hemos logrado.

Y, finalmente, seremos libres.

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