18 de marzo de 2011

El mordisco del cocodrilo.

En estos malos tiempos, soy yo cuando escribo, cuando escucho música y cuando callo fervientemente. Mi boca es como la mandíbula del cocodrilo, se cierra terriblemente y se abre vacilante. Invadida de hiel mi lengua me mordí y quedé envenenado de una ponzoña que no me pertenecía.

Hay verdades que son bonitas y convenientes, otras feas y ciegas. La verdad no es bonita, ni fea, ni conveniente, ni ciega. La verdad es fría y luminosa, como un sol de hielo metálico.

En la mayoría de los casos somos torpes bailarines que se mueven al son de las circunstancias en un esperpéntico baile que interpreta una pantomima ridícula. Existir es un ridículo. ¡Hasta un santo es suceptible al ridículo por llevar (o ser) un cuerpo!

Si nos enamoramos decimos que creemos en el amor, si nos hacen daño entonces el amor no existe, o un don maravilloso que nos asalta y nos alimenta que nace de "me importa una mierda porque me siento muy bien", o un malvado cóctel de hormonas de una caprichosa naturaleza que nos vende a la selección natural. Tal es para nosotros el amor.¡Joder que valientes!

Todos exclaman a los cielos que su máxima vital es ser feliz, pero hacen todo lo posible para alcanzar la infelicidad porque les encanta, se sienten tan miserables que tan solo haciendo daño y haciéndose daño despiertan la pasión en ellos, la del verdugo.

"Todos", absolutamente "todos" creen en la Justicia porque es conveniente pero cuando se les arrebata se callan como putas porque no tienen ni la gallardía, ni la nobleza para arriesgarse a luchar por su dignidad. Si está viva, qué viva, qué viva, pero si se va, jamás estuvo, así son las cosas y llevan siendo así demasiado tiempo para cambiarlo. ¿Para que sirve el tiempo? ¡Maldita sea! ¡Para que sirve sino para crear historia!

La visión tridimensional debe de ser un extraño privilegio pues la mayoría de las personas ve planos y no fondos. Para ellos el ser humano es llano como una alfombra que por todos puede, y debe, ser pisada. Y planos como son deben adornarse y ornamentarse coloridamente para hacer de su pobreza algo llamativo, princesas se visten como payasos para sacar al menos una sonrisa y príncipes quedan atrapados por el hechizo del espejo porque quieren saber quién entre ellos es la más bonita del reino. Algunos empezarán a excavar en el espejo y encontrarán un mundo infinito en él, otros pasarán la vida observando como su llamativa pobreza se vuelve llamativo polvo.¡La belleza nace en la profundidad y es invisible al plano!

Todos somos iguales, aunque esta bonita verdad ya no es tan importante, podemos permitirnos unas prefabricadas diferencias o una silenciosa extrañeza mientras que los que hablen, hablen en la estupidez y los que callan sigan callando. Vamos, siendo todos igual de gilipollas o igual de nulos pueden elegir y decidir cómo serlo. No hay problema, todo es democrático y libre.

Probablemente sólo he escupido palabras estúpidas y maliciosas, quizás ya no soy yo ni cuando escribo.


Yo sólo quiero irme, irme a una montaña, tan alta como yo, a callar, a crecer, a esperar, el fuego, de un sol de hielo metálico.

1 comentario: