15 de marzo de 2015

Autoconsumo

“Hola, sí mire, quería 100 años de vida. Para llevar, por favor. Gracias. Ah, y una pajita, por favor”.

Contento por haber adquirido tus 100 años de vida, comienzas dando unos tímidos sorbitos. El sabor de la vida te explota en las papilas gustativas. Qué manjar, qué bien sabe, podría alimentarme de esto toda la vida. Empiezas a andar, ves el mundo pasar a tu alrededor, en una extensa panorámica que nunca cesa. Ves de todo. Y mientras tú sigues sorbiendo la pajita. Qué rico, ñam ñam.

Te encuentras tu primer obstáculo, el segundo, el tercero, el enésimo. Fumas, bebes, arañas y muerdes, casi a partes iguales, derramando en el proceso un poco de este exquisito manjar. Estas tan fatigado y exhausto, que tiras la pajita por ahí y comienzas a dar ansiosas bocanadas, el frenesí te corroe. Y haces todo lo anterior y mucho más, sorbiendo cada vez más rápido, cada vez más voraz, inconsciente de que el líquido se agota, como todo en este mundo, pero en ese momento solo tienes sed de vida, y deseas saciarla sin pensar mucho en qué será de ti después, cuando ya no te quede nada.

Un día, llega el momento que todos veíamos venir. Con los labios resecos, no encuentras donde repostar, ni puedes volver atrás al punto de adquisición. Te sientas, y se te acerca una señora de luto, un poco escuchimizada. “Le hace falta un caldito”, piensas, pero tú tampoco debes verte mucho mejor. Te ofrece hospedaje al otro lado, dice, donde hay elixir a mansalva y puedes beber hasta la eternidad, y no volverás a sufrir el desaliento ni la sed. Tu respuesta no puede ser otra que un sí rotundísimo, que disfrazas con elegancia balbuceando:

Con sumo gusto.


1 comentario:

  1. Me encantan tus ironías, porque son claras e intensas pero no cínicas. Hacer una ironía sin malicia, por jugar, no es habilidad trivial. Le da movimiento y textura a lo que escribes, a como hablas y te mueves, colores de tu vitalidad. Vaya, que te reconozco mucho en ella.

    Has ido desenrollando la experiencia de la vida, desde su frescura inicial. Ese, "podría estar alimentándome de la vida toda la vida", cuando todo es novedoso, emocionante y bello, todo un aprendizaje estimulante y sin fricciones que se vuelca en nuestra pasión por vivir y descubrir cada misterio de la mágica travesía de los primeros pasos de la vida.

    ¿Sabes a que me ha recordado? A la frase del blog de Leila "Vivir, errar, caer, triunfar, volver a crear la vida con materia de vida". Beber la vida para gozarla, no quedarse en un paseo paralelo, aséptico y lejano, saber mojarse y disfrutar de todo lo que nos rodea. Así todo es más amplío y personal.

    Luego llegan los golpes sordos, las caídas y los dolores. Y sigues bebiendo, pero es diferente. Porque ya no vives por la vida sino que vives de la vida. Sientes que te falta el aire de la vida e hiperventilas y empiezas a tragar, sin pensar en el sabor, seguir, más rápido, más intenso, menos libre, más necesario. Más de la bebida, te alimentas de la sed, como dices.

    Y todo se acaba y viene a salvarte quien te acaba.

    Me encanta como cierras el texto.

    Un besazo chiqui, es un placer disfrutar de leerte, beberte las letras, y recibir tus críticas entusiastas de las mías desde esa sensibilidad tan peculiar y única con la que vives.

    Abrazo grande Big Pao, me suena a tribu de indios jajaja. Un día vamos a quedar los tres a fumar con pipa larga alrededor del fuego.

    (((Copy past antes de mandar que a mí no me la lían))).

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