7 de septiembre de 2015

Notas a un futuro yo 2

Me gustó esa sensación de poderío cuando subí la anterior entrada del blog. Fue como señalar a mis problemas y soltar un estrepitoso: "¡JA! ¿Ahora qué?"

Evidentemente todavía no hay movimiento consciente por su parte, pero probablemente se manifiesten en algún momento (acaba pasando siempre, por más que los intentes esquivar). Por lo tanto creo que me obligaré a escribir por las mañanas en el tren mañanero, a modo de terapia personal. Quién sabe, puede que de verdad en un futuro me sirva, o que alguien lo lea y despierte en él ese deseo de alzarse sobre sus temores enarbolando un puño furioso.

Hoy me gustaría hablar sobre la realidad, y las distintas formas de verla y vivirla. Está quienes piensan que realidad sólo hay una y es incuestionable. Miras tu mano y ves una mano, tuya, sólida y llena de surcos. Sin embargo, existe otra lectura de la realidad, en la cual te cuestionas si la realidad es tal como "crees" que es: ¿Es esta mi mano? ¿Siempre ha sido así? ¿Qué ha hecho esta mano? ¿Son cosas que le mandé yo hacer? Y una larga ristra de etcéteras.

Suena a paranoia, ¿verdad? Pero "existe". Esos pensamientos incontrolables, ese cuestionarte si la realidad es verdad o es fingida, ese no saber en qué creer, cuál es el punto fijo sobre el cual gira toda la incertidumbre. El origen de referencia. Como cuando estudiábamos movimiento relativo en la universidad: algo está quieto o en movimiento en función de con qué lo compares. Del mismo modo, la realidad es incuestionable en función de la referencia que tomes. Para la mayoría esas bases son comunes, por eso todos creen ciertas cosas férreamente. Pero, ¿y si mueves el origen? ¿Y si de repente crees, de la nada, que algo imposible podría serlo? Te ves entonces obligado a desplazar toda tu realidad, y ya nada está en su sitio. Cualquier cosa es posible entonces. Entras en un bucle infinito de desconcierto, donde crees de verdad cosas totalmente irracionales y carentes de lógica.

¿Cómo encontrar entonces el origen? Puede ser sencillo verlo a lo lejos, como un espejismo, pero llegar a él de verdad es harto complicado. Sabes en qué momento se trastocó tu realidad, pero no comprendes por qué, no encuentras el motivo original, no encuentras la raíz de lo que te llevó a ese punto.

Es en ese instante cuando debes meter un pie en el fango de tus recuerdos más recónditos y buscar, allá donde creíste olvidar, hasta que des con la respuesta que te libere. Algún día os contaré
cómo hallé la aguja en el pajar, pero de momento sigo de fango hasta el cuello.

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