14 de septiembre de 2015

Notas a un futuro yo 3

No sé si he tenido la suerte o la desgracia de ir olvidando todas las penurias que me han sucedido a lo largo de la vida. El caso es que para reclamar esos recuerdos y liberarme necesito acceso a partes de mi mente que he sellado a cal y canto, y no encuentro las llaves.

Sin embargo ayer, venido de la nada, recordé un sólo pensamiento que solía tener. Cuando me encontraba apaleada y humillada en el suelo, recuerdo que siempre solía gritar tu nombre en mi cabeza, implorando tu abrazo y tu protección. Nunca llegaban. Me hallaba sola ante aquel coloso, y sólo me quedaba aguantar hasta que el diluvio pasara. Nunca viniste a cubrirme, ni detuviste su látigo relampagueante de menosprecios y desaprobaciones. La mayoría de las veces te sumabas, azuzando aún más aquella mano endemoniada.

Recuerdo que se me desgarraba el alma mientras te llamaba en mi cabeza, a gritos desesperados. Ayer volví a reclamar aquella letanía, me salió de los adentros como un acto reflejo. Y me di cuenta, una vez más, de lo sola que estaba. De que no vendrías a darme tu abrazo. De la orfandad en la que me encuentro, despegada de tu cariño, sin reconocer en ti lo que por natutaleza eres.

Me duele escribir estas líneas. Pero necesito recordar que ese momento existió. Ese grito de auxilio. Un hilo más del que tirar.

1 comentario:

  1. Gracias por escribir entradas como esta. Me ayudan a entender como de oscuro es el callejón. Espero que te sirva de ayuda. Ya sabes que estoy cerquita siempre que me necesites. :)

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