29 de noviembre de 2015
26 de septiembre de 2015
Aunando letras
salvarse
purgar con belleza su infierno instantáneo
honrar a la vida
expresar el amor inmenso que expandía sus fronteras
cantar al oyente: me perturba y me encanta vivir
describir de la manera más lúcida y luminosa los eventos que maravillaron nuestra mente
hablarle a los que se fueron para decirles que siempre estarán con nosotros
serenar la guerra abierta de nuestros sentidos sangrantes
interrumpir el silencio absoluto y terrible de la mente girando en su tormento
susurrarnos entre los tres lo mucho que nos admiramos y apreciamos
entregarnos desde el sentimiento del momento a recorrer el verbo hasta su voz
cirugía filosófica a mente abierta
confianza, mucha confianza, de la que ayuda a transcender nuestro ser más genuino
gratitud, mucha gratitud, por todo lo aprendido a través del espejo de tres mundos extendidos en vergel cientos de veces
Podría seguir, porque no se me acaba la intención ni la emoción de hablaros de lo que ha alcanzado a significar este blog compartido con vosotros. Curiosamente, no tenía ahora mismo inclinación por lanzarme a expresarlo pero me ha ayudado a ver todo lo que hay y como siempre están ahí todas estas verdades compartidas. Llevo años viajando hacia la aventura de conoceros y siempre me enseñáis a entenderos y percibiros con nuevos matices. Me habéis regalado muchas experiencias, regado en tiempos de sequía y reservado toda una suerte de virtudes. Hasta vuestro techo me habéis ofrecido cuando sabíais que el mío tenía goteras, aunque volver una y otra vez a encontrarnos en el cruce de nuestra amistad ya me hace feliz. No sé, tenéis muchas cosas que me hacen temblar como cuando el leñador entra en una cabaña rodeada de nieve y se encuentra la cálida sensación del fuego, cosas que me hacen exclamarme a mí mismo " ¡Mira Alí!, eso es tan bello que con tan sólo contemplarlo te transforma", cosas que me ayudan a colocarme en un camino más especial y auténtico. Muchas gracias por todo lo que me enseñáis que sois.
Esto está bien así, cada cual encuentra lo que busca porque se desespera hasta su rastro, yo he mirado casi de soslayo a algo que se ha ido presentando solo porque lleva mucho tiempo creciendo en mí. Mirar en derredor para valorar todo lo que tenemos poblando e inspirando nuestras vidas, entender que el cansancio pesado de los días viene de desconectarnos de todo lo que nos hace fuertes e íntegros. No se puede vivir plenos sin valorar todo lo que eleva y libera nuestra experiencia de la vida, porque cuando dejamos de agradecer lo que nos llega, abandonamos todo lo que está por venir.
Soy totalmente insignificante y creedme, se siente infinito.
14 de septiembre de 2015
Notas a un futuro yo 3
No sé si he tenido la suerte o la desgracia de ir olvidando todas las penurias que me han sucedido a lo largo de la vida. El caso es que para reclamar esos recuerdos y liberarme necesito acceso a partes de mi mente que he sellado a cal y canto, y no encuentro las llaves.
Sin embargo ayer, venido de la nada, recordé un sólo pensamiento que solía tener. Cuando me encontraba apaleada y humillada en el suelo, recuerdo que siempre solía gritar tu nombre en mi cabeza, implorando tu abrazo y tu protección. Nunca llegaban. Me hallaba sola ante aquel coloso, y sólo me quedaba aguantar hasta que el diluvio pasara. Nunca viniste a cubrirme, ni detuviste su látigo relampagueante de menosprecios y desaprobaciones. La mayoría de las veces te sumabas, azuzando aún más aquella mano endemoniada.
Recuerdo que se me desgarraba el alma mientras te llamaba en mi cabeza, a gritos desesperados. Ayer volví a reclamar aquella letanía, me salió de los adentros como un acto reflejo. Y me di cuenta, una vez más, de lo sola que estaba. De que no vendrías a darme tu abrazo. De la orfandad en la que me encuentro, despegada de tu cariño, sin reconocer en ti lo que por natutaleza eres.
Me duele escribir estas líneas. Pero necesito recordar que ese momento existió. Ese grito de auxilio. Un hilo más del que tirar.
7 de septiembre de 2015
Notas a un futuro yo 2
cómo hallé la aguja en el pajar, pero de momento sigo de fango hasta el cuello.
4 de septiembre de 2015
Notas a un futuro yo
5 de junio de 2015
4 de junio de 2015
La vida admite innumerables metáforas a su misterio. Mis favoritas son: la casa de los espejos, la casa de las puertas, la cueva y el deslumbramiento, el palacio de hielo, la sinfonía silente, el velo y la nada, el teatro mágico, el rostro de todas las caras, el número tres, la taberna, el ser en la androginia, la muerte amada, el arcano sin nombre a la izquierda del arcano XXI, los cuatro caminos, la cruz de Jerusalén, el camino de la espada,...
Escalar hasta la cima y volar para seguir. De entre las cimas más altas que puedo escoger, deslumbra la mañana de camino a Yaxchilán, en equilibrio en la proa de la lancha para permanecer con el aire estático abriéndose sobre mi cuerpo por nuestro movimiento, con el agua escindiéndose en dos a nuestro paso como rastro efímero del viaje, como la luz entregada en mil reflejos sobre un río que parte dos selvas.
El hombre y el mar. El hombre y mucha agua. El hombre y tanta agua que no hay nada más. El agua es el inconsciente, el agua es todo, el agua es el universo en contingencia pura. El hombre separado del mar por su velero, que es lo que le distingue de todo lo posible que es el mar, de la forma que no elige su accidente.
No hay tierra, solo hay libertad y agua. Recuerdo como en mi adolescencia me ponía a pensar en soledad y de vez en cuando alcanzaba una postura mental que a veces buscaba pero que solo llegaba por casualidad, como ocurre en los cuentos con la cabaña de estos personajes sobrenaturales que solo aparecen cuando quieren ser vistos, y que cuando llegan cambian la atmósfera y las perspectiva de la existencia. Este estado mental, esta visión acaecida, se traducía en un vértigo agudo y extremo, llegaba a resultarme físico pero actuaba de manera general en mi percepción, por momentos todo estímulo era homogeneizado en ese vértigo absoluto. Era aterrador, era maravilloso.
Si tuviera que traducir la escena y su efecto con una imagen poética, recurriría a la historia de un niño que de madrugada sale a escondidas porque quiere bañarse en el rielar de la luna llena sobre el mar. Baja a la playa, se cae, se mancha, da igual. Se acerca a la orilla que el mar lame, siente el frío del agua, tiembla, mira la luna y anda. Cuando el agua alcanza su torso, se detiene, percibe como la llamada del mar tira de su cuerpo, entiende que otro paso es no volver. Punto de inflexión, el límite de sus fuerzas, los rescoldos de las referencias del mundo. Se regala a la resaca del mar y entra en otro mundo, la anterior escena. Entiende, que no hay tierra, solo libertad y agua.
¿Puedes renunciar hacia el origen? Ceder tu nombre y abrir el parto constante del cambio, para contemplar sin expectación, crear sin obra, andar sin huellas. ¿Puedes entrar en el mar sin morir? Nadar como si no lo hicieras, ser invisible ante los polos del mundo y burlarte sin querer de cada estamento, siendo la expresión exacta de su disolución.
Corta las velas y teje tus últimos ropajes; toma el timón, las barandas y el entablillado de cubierta, y enciende tu última hoguera; baila por la noche y durante el día ríe una sola eternidad. Serán tus risas la única verdad del mundo, la última verdad del mundo. Nadie las escuchará, pero alguien hablará de ellas. Los sabios las seguirán, los nobles las tomarán y las dejarán alternativamente y los inferiores cuando oigan hablar de ellas, se reirán a carcajadas y con desprecio.
30 de marzo de 2015
Hemos venido a jugar
20 de marzo de 2015
Soga de serpìentes
15 de marzo de 2015
Autoconsumo
9 de marzo de 2015
Rosa amarilla
15 de febrero de 2015
Abortaran las montañas por los siglos de los vientos a un polvo abierto que inspiro en la tragedia. Porque sobre el fuego de mi memoria regresas siempre a mi amor destello de una alarmada conciencia que a nado y nada decide tu alabanza. Me arrancaron de tu mano las distancias, el hilo opresor del silencio que hoy me ahorca. No debí dejar de anunciar que en toda mi vida te presiento que el sol tremendo me desliza las trazas de tu sonrisa de ojos entrecerrados. Que no terminaste solo, que todos los días de mi vida te he soñado. Viejo de luz niño de todos YO, brindo por ti en la noche por la aurora Mecen tus fibras aladas la gracia de mi esperanza tu paz lograda. Qué la paz sea contigo Sadi Heroabadi.
18 de enero de 2015
Kavafis
Largo crucero por un lecho de letras, que ondulan el alma con las razones de la verdad. Dual clamor de un corazón cruzado en los océanos ulteriores, enhebrando unidos el hilo tembloroso e insondable de la esperanza. Los ecos pausados de la enhiesta paz, vibran, a su ritmo firme y fiel entreverados con las tragedias sordas. Brutalidad y calma, pugnan, hermanas en nuestros destinos. Final y comienzo, lo mismo dan, sólo nos queda la continuidad.
"...algunas veces la imaginación las escucha"
Soledad soldando el mundo de sordos brutales, pacientes, que expenden sus vidas al son genocida de la banalidad modulada. No queda gran urbe en la Tierra por la que se pueda caminar recto y nosotros, hijos impródigos de la Vida, aún somos llamados. Una y otra vez, desde la abundancia, recibimos los arrullos de la existencia para volver a temblar y apasionar nuestros huesos con la luz de un nuevo mundo alumbrado en un segundo, indemne y puro, ante nuestra imaginación.
"...otros ecos regresan/ desde la poesía primera de nuestra vida"
Porque hubo una vez en que atravesamos el umbral del primer canto. Recuerdo en mi infancia...recuerdo que...cada vez que marchábamos de viaje, mi abuelo nos hacía pasar tres veces por debajo del Corán para viajar protegidos por lo que él sentía más sagrado. Lo sagrado, se ofrece espontáneamente, a aquello que amas.
"A cada uno le llega el día/ de pronunciar el gran Sí o el gran/ NO..."
¡Elige! Rueda dentada, molienda continua, que aplasta para alimentar. Destrucción que genera el paso venidero, perfecto disparate de supervivencia. A veces nos vale un poema para salvarnos la vida, pero queremos escusas, demandamos símbolos, para reforzar, para creer que importa, para exigir que signifique. Algo, el código mudo del universo, fascinando la consciencia hasta extasiar la danza de nuestros silencios más ensordecedores. Grita y obedece, canta y golpea, muere y tropieza, pero siempre ¡Elige!
"Y el mañana nunca parece ese mañana"
Mantra, rezo, plegaria o ruego. Mañana, no traigas el rostro del Ayer, no tengas miedo Mañana, de envejecer un poco, de absorber las arrugas del tiempo y sonreír cargado de rastros, que persigan el origen de tus días. Mañana, no seas igual, terrible o artero, no vengas vestido como te adiviné el día de nuestras nupcias, porque la belleza, has de saber, nunca trae el mismo nombre y es puro nacimiento. Si de veras me quieres enseñar, múdate a otras ciudades, salta a nuevos poetas, escóndete en películas desconocidas, sé la sombra de futuros amigos. Te juro que te perseguiré allá donde vayas, que te estrecharé en mis brazos seas quién seas y termines donde termines. Pero no seas, por favor Mañana, igual que Ayer.
"No escuché trabajar a los obreros ni sus voces./ Silenciosamente me tapiaron el mundo."
Fui a la montaña para volver a ver amanecer mi luna de plata, pero apareció untada de miel de sangre. Estruendo y horror, craso error ¿quién nos enseña a decir adiós? A Dios, A Dios, como si fuéramos tan longevos. Dicen las antiguas y omnisapientes evidencias del mundo revelado que cada vez que te separas de otro ser sintiente por fidedigna incompetencia humana, un sedimento se sumerge en el fondo de tu alrededor para retirarte, partícula a partícula, de la plena satisfacción del encuentro y la comunidad.
"Ítaca te regaló un hermoso viaje./ Sin ella el camino no hubieras emprendido./ Mas ninguna otra cosa puede darte./ Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca./ Rico en saber y vida como has vuelto,/ comprendes ya qué significan las Ítacas."
Rey de reinos, poseedor de riquezas, orgullo de prestigios, presagios dementes del espejismo desnudado en el desierto de llegar sin contemplar. Nada mejor que lo que hay, tanto que perder, tanto por cosechar. ¿Contigo? Al fin del mundo. Mientras, abre las manos suavemente, siente el centeno al caminar. Sólo ha bailado antes con el viento que contigo y ambos veréis juntos amanecer. Mañana llegamos a Ítaca. Cada día, es más grande y bella nuestra antigua Ítaca, y no habrán cambiado al llegar sus pedregales, ni Penélope, ni Telémaco, ni tu inmortal Odisea, pero cada día...